El fondo Atlas Holdings estudia la venta de Aludium, el grupo que creó en 2014 tras quedarse con las antiguas fábricas de aluminio de Alcoa en Alicante, Amorebieta y Castelsarrasin (Francia). La operación permitiría a la firma norteamericana rentabilizar la inversión realizada, al aprovechar el buen momento que atraviesa el sector del aluminio, gracias a la subida que ha experimentado el precio del metal, que ha disparado los beneficios del grupo.

De esta forma, el fondo habría encargado a BNP Paribas que explore el mercado en busca de un posible comprador, e incluso se habrían recibido ya las primeras ofertas, según publicaba esta semana Expansión. Un movimiento que era conocido en el sector, según confirman las fuentes consultadas.

Eso sí, desde la compañía han declinado realizar ningún comentario al respecto y la única información que ha trascendido es la comunicación que se ha hecho a la plantilla tras las primeras publicaciones en prensa. En ella reiteran su negativa a comentar la noticia y se limitan a encuadrarla en el funcionamiento habitual de un fondo de capital privado, "que constantemente examina el mercado en búsqueda de nuevas oportunidades de inversión o desinversión" y señalan que "no se ha tomado ninguna decisión en firme".

Unas palabras que no acaban de tranquilizar a los trabajadores, que siempre han mostrado su satisfacción con la gestión que estaban realizando los responsables de Atlas en Aludium y, sobre todo, con su apuesta por potenciar las factorías con nuevas inversiones, lo que ha permitido, por ejemplo, reabrir la fundición de la planta de Alicante. Unas instalaciones donde, además, se acaba de inaugurar el nuevo laminador de última generación que se ha instalado y que sustituye al que se quemó en el incendio ocurrido en la Semana Santa del año pasado.

El nuevo laminador de la fábrica de Aludium en Alicante. Álex Domínguez

El movimiento de Atlas en estos momentos cobra todo el sentido si se tiene en cuenta el funcionamiento de este tipo de fondos, que suelen permanecer un tiempo limitado en el capital de las empresas en las que invierten y que siempre buscan salir en el momento en que puedan obtener la mayor rentabilidad.

En este sentido, tras acumular pérdidas durante varios años, la sociedad que gestiona las plantas de Alicante y Amorebieta –Castelsarrasin presenta cuentas de forma separada- logró ya un ebitda positivo en el año 2020 y abandonó definitivamente los números rojos en 2021, cuando ya declaró un beneficio neto de más de 36 millones de euros, gracias a la subida que registró el precio del aluminio tras la pandemia. Una cifra que los responsables de la compañía esperan elevar más allá de los 50 millones para el presente ejercicio.

Unos buenos resultados que Atlas querría aprovechar, antes de que la ralentización económica o incluso recesión que se avecina rebaje estas cifra, para conseguir el mayor precio posible.