Terremoto en Marruecos

Golpe a una economía que tiene a España como su mayor cliente y su principal proveedor

Las empresas españolas son desde hace una década los grandes socios comerciales del vecino magrebí, con intercambios al alza tras el renovado acercamiento diplomático entre ambos países.

Rabat busca inversión extranjera para impulsar la transformación de una economía que concentra el 40% de todo su empleo en la agricultura y la ganadería.

Efectos del terremoto que ha devastado Marruecos.

Efectos del terremoto que ha devastado Marruecos. / EFE

David Page

El devastador terremoto que ha sufrido Marruecos supone un golpe a una economía que aún no se ha recuperado plenamente del desplome provocado por la pandemia de covid y que está viendo frenada la recuperación total por el impacto de la sequía está teniendo en su poderoso sector agrícola. El Gobierno acababa de rebajar este verano su previsión de crecimiento para este año (hasta un alza 3,4% del PIB, más de medio punto por debajo de la anterior estimación) y la tragedia amenaza con sumar otro lastre a la ya lenta reactivación.

El duro golpe del seísmo, que ha dejado de momento más de 2.000 víctimas y ha provocado daños enormes en grandes zonas del país, coincide los esfuerzos de Marruecos por emprender un proceso de transformación de su economía para modernizar su sector industrial y su sector primario, ganar más peso en los flujos de turismo internacional y entrar de lleno en la carrera de la descarbonización y ganar autonomía energética mediante el despliegue de plantas renovables y tomando posiciones en la futura revolución del hidrógeno verde.

Para apuntalar esos planes de modernización el Gobierno de Rabat se ha lanzado activamente a buscar inversiones extranjeras. La Unión Europea sigue siendo socio prioritario, pero el país norteafricano busca incentivar la llegada de otros socios, con Estados Unidos y China como posibles competidores.

Sin embargo, al menos de momento, España y sus empresas -por cercanía geográfica y por la histórica relación económica y comercial- figuran entre los principales inversores potenciales. Un interés inversor que se ha allanado por reactivación de las relaciones entre ambos países que ha puesto fin a unos años de tensión y desencuentros tras el giro de Madrid a la postura sobre el Sáhara Occidental, respaldando ahora las tesis marroquíes de autonomía y no autodeterminación para la antigua colonia española.

En la cumbre bilateral de alto nivel celebrada entre Marruecos y España el pasado febrero se saldó con un acuerdo para que el Gobierno español respalde con 800 millones a empresas nacionales que quieran invertir en el vecino magrebí, buscando que las operaciones se centren en los ámbitos de las energías renovables, el sector del agua y la desalinización, infraestructuras y logística, industria y también en tareas de innovación. Poco después, el pasado mayo, una delegación de alto nivel marroquí se trasladó a Madrid para compartir un foro empresarial con el Gobierno español y con empresas locales en busca de inversiones.

España, el mayor comprador y vendedor

Los países de la Unión Europea son el principal mercado comercial para Marruecos. En ambos sentidos de los intercambios de mercancías Según los datos de la Comisión Europea, más de la mitad de las importaciones marroquíes provienen de Europa y cerca de dos tercios de sus exportaciones tienen por destino países de la UE. Y en esta faceta, España figura en cabeza como socio comercial prioritario, siendo a la vez el mayor proveedor y el mayor cliente del país. Una posición que se ha reforzado con datos al alza tras el nuevo acercamiento diplomático entre ambos países.

Según la marroquí Office des Changes, España es el principal país proveedor de Marruecos, concentrando un 15,7% del total de importaciones en 2021, por delante de potencias como China (11,7%), Francia (10,5%), Estados Unidos (6,4%) o Turquía (5,8%). Y las empresas españolas también son los mayores clientes de Marruecos con una cuota 21,5%, y superando a Francia (20,4%), Brasil (5,5%), India (4,9%), Italia (4,3%), Reino Unido (3,3%) y Estados Unidos (3,0%).

El año pasado, las exportaciones españolas a Marruecos alcanzaron un importe de casi 11.750 millones de euros, con un fuerte incremento del 23%; mientras que las importaciones desde el vecino alauí rozaron los 8.700 millones, un 19% más, según los registros de la Secretaría de Estado de Comercio española.

Las empresas españolas con relaciones con la economía marroquí son legión. Más de 17.600 el número de compañías realizan exportaciones de manera habitual, y los grupos españoles cuentan con más de 500 filiales con sede en Marruecos y otras 670 empresas españolas controlan participaciones accionariales de al menos un 10% del capital de sociedades de marroquíes.

Capote español a Marruecos con el gas

España reabrió hace en junio del pasado año el gasoducto Magreb-Europa, cerrado de manera unilateral por Argelia unos meses antes. La reactivación del tubo a través del Estrecho de Gibraltar, el 28 de junio de 2022, fue histórica porque desde entonces ya no se está utilizando para que llegue gas natural a España como siempre había sucedido, sino que se ha revertido el sentido del flujo de suministro para mandar gas de España a Marruecos.

Los envíos de gas a Marruecos se han intensificado de manera progresiva durante este año, y en los últimos meses se ha venido utilizando más del 85% de la capacidad máxima de inyección hacia el norte de África. Todo ello en pleno choque diplomático entre España y Argelia -tradicional principal proveedor de gas hacia el mercado español- a cuenta del giro del Gobierno de Pedro Sánchez en la postura tradicional española sobre el Sáhara Occidental.

En sentido estricto, España no está vendiendo gas a Marruecos. El papel de España se limita a recibir en sus plantas de regasificación los barcos con el gas que compra Rabat a cualquier país proveedor y lo envía a través del gasoducto de Tarifa (Cádiz) hasta el país alauí. Madrid ha estado así echando un capote a Marruecos en plena crisis energética mientras ambos países intensifican y tratan de reconducir sus relaciones bilaterales. El guiño a Marruecos, sin embargo, ha servido para tensar aún más el choque diplomático entre España y Argelia.

Casi 2.000 millones en inversiones

El liderazgo comercial español no se repite en el ámbito de las inversiones directas. A la espera de constatar si tiene éxito el plan marroquí de captar capital extranjero, y en particular español, el stock de inversiones de 1.945 millones de euros ejecutado a través de 56 operaciones hasta finales de 2020 (últimos datos disponibles), muy por detrás de Francia, con algo más de 11.000 millones, cinco veces más.

“Se dice a menudo que el modelo de relación de España con Marruecos se basa fundamentalmente en el comercio, a diferencia del modelo francés, que prima la inversión”, explica el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) “Esta diferencia se basa en razones históricas, geográficas (a mayor proximidad, menor necesidad de implantación) y estructurales (a causa de la mayor abundancia y más larga trayectoria de empresas multinacionales en la economía francesa). Así, la inversión española en Marruecos es el fruto de la acumulación de un elevado número de pequeñas inversiones, lo que aporta una cierta estabilidad a las cifras totales, además de una relativa diversificación sectorial”, esgrime el organismo estatal.

Un 40% del empleo, en el campo

La economía marroquí sigue siendo fuertemente dependiente de su sector agrícola. Las actividades del sector primario (agricultura, ganadería y pesca) son responsables en promedio de un 14% del producto interior bruto del reino alauí, pero es crucial por ser su tercer principal fuente de ingresos de su comercio exterior y sobre todo por concentrar un 40% de todo el empleo del país, según los datos recabados por el Icex español.

Las exportaciones agrícolas y ganaderas alcanzaron los 6.300 millones de euros en 2021, sólo por detrás del pujante sector del automóvil y de las ventas internacionales de fosfatos (un mineral clave para los fertilizantes agrícolas y de la que Marruecos es líder global en comercialización y en reservas demostradas). Las exportaciones agropecuarias tienen a la Unión Europa como principal destinatario, y las ventas se han duplicado en la última década en que ha estado en vigor el acuerdo de asociación UE-Marruecos (se han multiplicado por cuatro en el caso español).

Marruecos busca impulsar un boom de su sector industrial y del turismo. La industria, especialmente por la atracción de inversores ligados al automóvil (como Stellantis o Renault) y al sector textil (con proveedores relevantes del grupo Inditex, por ejemplo, y busca de ser socio de otras marcas internacionales), ya concentra casi un 30% del PIB marroquí pero el país necesita garantizar una modernización de un sector estratégico, potenciando el tejido existente y ganando peso en otros ámbitos industriales como las comunicaciones y la tecnología.

Durante años, Marruecos ha ido levantando un sector turístico creciente, apoyándose en operadores internacionales, entre ellos españoles (como las hoteleras Barceló, Meliá o Riu). El turismo concentra actualmente un 11% del PIB nacional y cerca de un 5% del empleo. La estrategia país pasa por modernizar la industria y plantar cara a destinos próximos del norte de África como polo de atracción de flujos internacionales de viajeros.