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Lo mejor de esta tierra

El empresario, el de verdad, ve a sus trabajadores en la mayoría de los casos como miembros de su familia

LO MEJOR DE ESTA TIERRA Enrique Peláez

El mundo de la Empresa Familiar y todo lo que la rodea se suele representar en todo el mundo con un árbol. El motivo es doble ya que, por un lado, las raíces del mismo simbolizan los valores que representan las empresas familiares y, por el otro, las ramas de los árboles se asemejan a las ramas familiares que con las distintas generaciones van creciendo y expandiéndose.

Ese es el motivo del nombre de esta sección a partir de ahora porque, en los próximos meses, mi hermano Javier Peláez y yo les iremos contando temas que consideramos relevantes en el mundo de las empresas familiares y la gestión de las mismas.

Me hace especial ilusión poder compartir con ustedes algunas sensaciones que tuve el martes pasado con motivo de la 26 entrega de Premios de AEFA.

En primer lugar, un recordatorio básico y fundamental: en la provincia de Alicante, el 92% de las empresas que existen son Empresas Familiares, aglutinan el 85% del empleo privado y generan el 75% de la generación de valor. Esos son datos objetivos, pero algunas veces los datos no tienen la visibilidad que deberían, o pasan desapercibidos.

Sin embargo, en la entrega de premios que tuvo lugar en Dénia, en nuestra querida Marina Alta, ocurrió algo del todo inusual, y digo inusual porque en estos tiempos que corren no es fácil encontrar mensajes positivos y alineados por los máximos responsables de las instituciones públicas, y más aún si son de distintos colores políticos. Pero el pasado martes 5 de octubre, que fue un día muy especial, ocurrió.

Tanto el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, como el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, pudieron sentir la unión que existe entre los empresarios familiares, su empuje y determinación, y que, de algún modo, representan a esas miles de familias empresarias y centenares de miles de trabajadores.

Fue emocionante escuchar como ambos ensalzaban los valores de los empresarios familiares y llegaban a un mensaje final similar: «Representáis lo mejor de esta tierra…».

Personalmente lo considero un muy merecido reconocimiento que nos debe impulsar a seguir por el camino que llevamos avanzando desde hace muchos años.

Generar y mantener empleo, pagar impuestos, invertir e innovar en productos y procesos, generar riqueza, y devolver a la sociedad parte de lo que nos ha dado. Todas éstas son lecciones que aprendí de mi querido padre, Manuel Peláez, y me llena de orgullo ver que la clase empresarial alicantina va por ese camino, el correcto. Muchos son ya los casos de familias empresarias que dedican parte de su tiempo o sus recursos económicos a apoyar a la sociedad civil, porque forman parte de los compromisos y responsabilidades que tenemos los empresarios.

Puede ser a través de una fundación, como es el caso de la familia Navarro (Gioseppo), o Gómez Sirvent (Marjal), entre otras, o puede ser colaborando activamente en asociaciones para curar o apoyar a las personas y familias que más lo necesitan como Pepe Antón (Grupo Antón Comunicación) o José Juan Fornés ambos apoyando Proyecto Hombre, o Ignacio Domenech (Agromark) y Vicente García (Tempe) colaborando con APSA. También empresas público-privadas como Aguas de Alicante colaboran activamente con APSA en este caso.

Estamos empezando a lograr que los empresarios familiares, que invierten, arriesgan, innovan y generan empleo y riqueza, dejen de ser injustamente vistos como gente rica que explota y exprime a sus trabajadores y a la sociedad. El empresario, el de verdad, ve a sus trabajadores en la mayoría de los casos como miembros de su familia, lo pasa mal cuando tiene que despedir o prescindir de alguien y se ilusiona con cada nueva incorporación a su gran familia empresarial o con su red de colaboradores y proveedores. Los empresarios familiares se caracterizan por tratar a sus empleados como personas y no como simples números, conocen la mayoría todos los nombres de sus empleados, y en algunos casos también los nombres de los miembros de sus familias. Esa es una parte muy importante del bien económico y social que suponen las Empresas Familiares.

Además, en los últimos tiempos y derivado también de la globalización, la sostenibilidad y responsabilidad social corporativa, se ha incrementado notablemente el número de empresarios que toman la iniciativa y se implican en su entorno social, demostrando y haciendo ver la parte humana que todos poseemos. Esa unión del concepto liderazgo en los negocios y liderazgo social considero que son dos de los tres elementos fundamentales del líder superlativo.

Este año 2021, las familias empresarias que han sido galardonadas con los premios AEFA han sido la familia Domene (Domti), Server (Rolser), Gómez y Fur (Marjal) y Perán (Pikolinos). Todas ellas familias empresarias con mayúsculas con negocios longevos con entre 20 y 50 años de vida, y lo que les queda. Elche, Guardamar, Dénia y Aspe… ¡Qué rica y diversa es nuestra provincia de Alicante!

Estamos viviendo todos una época en la que se han perdido la mayoría de los referentes. La sociedad necesita personas que las inspiren y que les sirvan de ejemplo en su trayectoria personal y profesional.

Hoy me parece oportuno resaltar el papel de mi querido y admirado Juan Perán. Un hombre humilde, cercano, muy capaz y humano, con unos valores que para mí representan lo mejor de esta tierra, lo mejor del empresariado de nuestra provincia alicantina. Recibió con enorme sencillez y cariño el premio de honor de AEFA «Manuel Peláez» y tuvo unas palabras de agradecimiento a todos y todas. La gente que, como él, da gracias a la vida que le ha dado tanto y se siente tremendamente afortunada transmite una energía positiva y un aura que se impregna en todas las personas que le rodean, ya sean empleados, colaboradores, familias o instituciones.

Eso es para mí un ejemplo a seguir, un referente. Con más de 650 trabajadores, con una empresa en vanguardia y de las líderes en su sector, con una familia unida personal y profesionalmente, en perfecta armonía (trabajando, además, sus tres hijos en la empresa); encuentra el tiempo para ayudar a los demás a través de su Fundación Juan Perán Pikolinos, impulsa a AEFA y Cedelco, y colabora financiando la formación en Empresas Familiares a través de la Cátedra de Empresa Familiar Miguel Hernández.

Aprovechemos la existencia de referentes como Juan Perán, como pienso que también lo fue mi padre, Manuel Peláez, para encontrar la inspiración en nuestro camino vital, tanto personal como profesional. Me alegra poder sentir que cada vez hay más empresarios volcados en los temas sociales porque es nuestra obligación. La clase empresarial tiene esa responsabilidad con la sociedad y estoy convencido de que juntos, unidos, lo conseguiremos.

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