4-0 y para casa. Decía el diplomático francés Charles Maurice de Talleyrand que lo que no que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible. El Barcelona fue durante la primera parte el equipo con el potencial y manejo de balón característico en su ADN y ante eso no cabe otra cosa que darle la enhorabuena y pensar en el próximo partido. A ese nivel de presión y trabajo el rival se convierte en una auténtica muralla, ya ni se le puede discutir el balón, ni tampoco recurrir a la agresividad, porque siempre llegas tarde a cada jugada por la velocidad que le imprimen los blaugranas al esférico. El Elche quiso ser valiente y salió trasquilado. Si hubiera elegido otro camino, el resultado sería prácticamente el mismo. No nos engañemos.

Cabe preguntarse cuál es la línea que delimita lo que es ser osado ante un equipo de estas características o suicida. Una vez visto el resultado final parece que se optó por lo segundo, pero también es cierto que con otro disfraz el roto hubiera sido semejante. Al Barcelona le juegan de muchas maneras, pero al final, en la Liga española, todos salen derrotados del coliseo catalán.

Como muy bien comentó Joaquín Caparrós, cuando fue goleado su equipo el Levante en el primer partido de Liga, en el mismo escenario, que «pase el siguiente por el dentista».

Esto es una Liga diferente, los rivales son otros, pero también es cierto que en las últimas jornadas se están recibiendo demasiados goles de centros laterales y no se puede permitir que en el minuto siete ya el Barcelona lleve un gol a su favor.

La afición sí que disfrutó con el escenario después de 25 años sin pisar el Camp Nou y a pesar de la superioridad catalana en el campo se terminó cantando el «Aromas Ilicitanos» y animando a los suyos. Conviene hacer borrón y cuenta nueva de forma inmediata porque el equipo se ha estacando en los 17 puntos durante el último mes de competición.

Fran Escribá cumplió su palabra y puso sobre el césped a un equipo valiente. Dejó de lado el trivote y apostó por Carles Gil por el centro, en la zona donde mejor se expresa, y colocó a Aarón en banda derecha para hacer un trabajo en beneficio del grupo. Trató de liberar al valenciano de todo esfuerzo de contención y lo puso por detrás de Boakye.

Por su parte, Martino sorprendió el sábado dejando a Messi fuera de la convocatoria a pesar de su «mirada asesina» y, ayer, se permitió el lujo de darle un sitio en el banquillo a Neymar dando entrada a Pedro. Sí que recuperó bajo los palos a Víctor Valdés y a su cerebro Xavi. De todas formas, juegue quien juegue es igual. Ayer a Pedro y Alexis les dio por llamar a la puerta de su técnico para jugar el próximo sábado en el Calderón y le hicieron cuatro goles al Elche, uno el canario y, los otros tres el chileno, que fue despedido como un auténtico héroe cuando fue sustituido.

Ambos estuvieron a un nivel excelente en el desmarque ante los centrales franjiverde y decisivos en la búsqueda de espacios, bien habilitados por Cesc e Iniesta, desde la medular, y por Jordi Alba desde la banda izquierda, en la que naufragó Sapunaru, a pesar de que Aarón trató de echarle una mano siempre que pudo.

La valentía franjiverde tuvo sólo siete minutos de vida. Justo el tiempo que tardó Jordi Alba en irse por su banda y poner un centro a Alexis, que el chileno convirtió en gol.

Bueno, pese al 1-0 el Elche siguió siendo un equipo osado. En esa valentía Cesc volvió a encontrar un hueco en la defensa adelantada franjiverde y Pedro hizo el segundo. Tres minutos antes Boakye logró silenciar a todo el Camp Nou. Tras una gran jugada de Fidel, el ghanés estrelló un balón en el palo de la portería de Víctor Valdés. Del posible empate a uno se pasó al dos a cero y el Elche se vio obligado a retroceder unos metros su línea defensiva para evitar más destrozos.

Sin embargo, el Barcelona siguió a lo suyo y en las botas de Iniesta, Pedro, en dos ocasiones, Cesc y Alexis, pudieron aumentar la cuenta, pero el Elche logró llegar al descanso con un 2-0 a todas luces digno.

La diferencia entre uno y otro es abismal y si al Barcelona le regalas un gol en el minuto siete y la suerte no está de tu lado en jugadas como la de Boakye, pues apaga y vámonos. Bueno, el equipo no quiso irse y se mostró ordenado y digno ante el vendaval rival.

Penalti fallado por Xavi

La segunda parte comenzó con el penalti fallado por Xavi. Lo tiró a la izquierda de Toño y salió directamente fuera. La pena máxima la provocó un lento Sapunaru que con todo a su favor derribó a Iniesta. El rumano demostró a lo largo de los 90 minutos que no estaba para jugar. Hubo momentos en los que el Elche trató de agarrarse al posible 2-1, por si provocaba algún miedo en el rival, pero en el 62 llegó el tercero y todo se acabó. El Barcelona fue generoso y decidió hacerlo bonito, más que efectivo. No quiso hacer sangre. Escribá hizo los cambios pensando en el Sevilla y sólo cayó otra diana más, obra de Alexis, de nuevo.