El entrenador del Elche, Jorge Almirón, está viviendo sus peores momentos desde que ocupa el banquillo ilicitano. A pesar de que el partido de Copa frente al Rayo era secundario y que lo verdaderamente importante es la Liga y, sobre todo, el encuentro de mañana frente al Valladolid, la mala imagen mostrada por el cuadro franjiverde en la Ciudad Deportiva de Las Rozas ha situado al técnico argentino en el centro de la dina y ha recibido un aluvión de críticas de la afición a través de las sociales.

Los seguidores entienden que el choque del Rayo era difícil por todo lo que le rodeó, las numerosas bajas que tenía el equipo y el estado del terreno de juego. Pero, a su vez, critican la falta de respuesta de Almirón desde el banquillo y, sobre todo, su falta de espíritu para tratar de revertir la situación. Se puede perder de muchas maneras, pero nunca arrastrándose como hizo el Elche contra el conjunto vallecano.

FALTA DE MOTIVACIÓN

Tirar la Copa sin apenas competir ante un rival de inferior categoría

El entrenador tiró claramente la Copa pensando en la Liga. Pero es que, además, su equipo ni si quiera competió ante un rival de inferior categoría, que pudo golear a los franjiverdes. Puede ser entendible que el técnico argentino decidiera no asumir riesgos con los futbolistas titulares pensando en el partido de mañana en Valladolid. Además, se le lesionó Dani Calvo en el calentamiento y Nuke Mfulu antes de finalizar el primer tiempo. Sin embargo, el entrenador del Elche no fue capaz de buscar soluciones y mantuvo fuera de su sitio a jugadores como Sánchez Miño o Lucumí, que no tuvieron ni actitud, ni aptitud. Además, lo grave es que son dos futbolistas que el propio Almirón recomendó a principio de temporada. Otros equipos de Primera División también han dejado la Copa en un segundo plano, pero todos han echado mano de algún titular en momentos de necesidad. Y no hubiera pasado nada porque algún futbolista como Josema, Raúl Guti, Rigoni o Pere Milla hubiesen disputado algunos minutos frente al Rayo. Y ni siquiera calentaron.

IMAGEN

Carácter triste y tranquilo que no contagia al vestuario

A Almirón no se le pide que sea la alegría de la huerta, ni que esté durante todo el partido gesticulando. Cada entrenador tiene su forma de ser y de dirigir a los equipos. Es cierto que venimos de un técnico enérgico, motivador y que trasmitía mucho en las ruedas de Prensa como era Pacheta. Pero el preparador argentino, por mucho que sepa de fútbol, presenta un carácter triste y tranquilo que no termina de contagiar al vestuario y más en un momento difícil como el actual. Cuando las cosas bien como a principio de temporada, la conexión con la plantilla era buena y eso se notaba. Pero, actualmente, se les ve a los futbolistas con cierta resignación y eso es muy preocupante para el futuro del equipo. Si a eso le unimos que sigue empeñado en un sistema de juego, no plantea alternativas y ni siquiera recupera el modelo que le dio buen resultado al inicio de la Liga, el futuro se presenta bastante negro.

FUTURO

Es un hombre de Bragarnik, pero los resultados mandan

Hasta ahora, la continuidad de Jorge Almirón en el banquillo no corría peligro. Es un hombre de la plena confianza del máximo accionista Christian Bragarnik, pero los resultados mandan. El inversor argentino no se puede quedar de brazos cruzados viendo como el proyecto se hunde como el Titanic mientras la orquesta sigue tocando. Todo lo que no sea puntuar en el encuentro de mañana frente al Valladolid haría, prácticamente, insostenible la continuidad del técnico en el banquillo. Máxime con el mercado de invierno a mediante, sabiendo que hizo el equipo de principio de temporada y que la llegada de un entrenador dentro de un mes le dejaría sin la opción de traer algún refuerzo de su confianza y sin ningún margen de maniobra.

EFE