Primer día de Darío Benedetto en la oficina. El rival era el más complicado posible, el vigente campeón y en su casa, con el retorno del enfervorecido público rojiblanco a su estadio tras año y medio de ausencia. No parecía el mejor escenario posible y, pese a estrenarse, el argentino no pudo disfrutar de una primera jornada apacible. Todo lo contrario, le tocó pelear con una defensa impenetrable que apenas le dejó brillar.

Benedetto saltó al terreno de juego en el minuto 63 de partido, en lugar de Pere Milla, como el primer recambio de Fran Escribá para tratar de igualar el 1-0 adverso que reflejaba el electrónico del Wanda Metropolitano. Se ubicó arriba, junto a Lucas Boyé, en muchas ocasiones incluso por delante de su compatriota, posiblemente al estar más fresco que él para tratar de bregar con Giménez, Savic y compañía.

En cinco minutos ofreció su primer intento de gol franjiverde. Recibió un balón en la frontal del área, se revolvió rápido y sacó un disparo con cierta dosis de veneno, aunque insuficiente para inquietar al gigante esloveno Jan Oblak, que lo detuvo sin excesivos apuros. Escribá elogió posteriormente en rueda de prensa esa rapidez que tiene el «Pipa» para armar la pierna y rematar con velocidad.

A partir de ahí, el Atlético consiguió controlar el dominio territorial ilicitano y Benedetto apenas encontró huecos para tratar de crear peligro. Vio su primera amarilla de la temporada, en una dura entrada a Saúl Ñíguez, y poco pudo hacer para evitar la derrota en su estreno como franjiverde. Se marchó decepcionado, como el resto de sus compañeros, por el resultado, aunque con cierto punto de satisfacción por la actitud y la imagen mostradas. El siguiente reto de Benedetto es otro «Everest», el Sevilla de Julen Lopetegui. En su nueva casa, el Martínez Valero, intentará brindar un gol a la afición que le ha acogido con los brazos abiertos desde su llegada en la madrugada del jueves.