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Bragarnik: Y al jefe implacable le pudo la emoción

Dos veces mostró su lado más humano el dirigente del club, una de ellas hablando del sentimiento de su hijo de 3 años hacia el Elche

Uno de los dos momentos en los que Bragarnik se emocionó y sus ojos se humedecieron. Matias Segarra

Pasó de jugador de fútbol a representante. Es considerado el «Mendes» de Sudamérica, «pero he de replantearme lo de representar porque el Elche me deja poco tiempo». Hace casi tres años compraba el 90% de las acciones del club y se hacía con el timón de un barco que navega ya por aguas tranquilas tras terribles marejadas. Es familiar y cercano a corta distancia, pero también implacable negociador y celoso empresario.

Con semblante serio y una carpeta de folios que realmente no leyó, iniciaba la rueda de Prensa de ayer Christian Bragarnik. Traje impecable, corbata, estilosas zapatillas blancas, pin del club en la solapa. Unas pocas sonrisas en la sesión fotográfica. Y ya está. Lo que había que contar era muy serio. Situación jurídico-legal, resultados económicos, proyectos de obra, iniciativas deportivas, renovación del técnico... «En las negociaciones dejo fuera los sentimientos», explicaba el dirigente, que además reconocía no conocer mucho la ciudad. «No tengo tiempo. Siempre que vengo me meto en el estadio a trabajar». Presidente y director deportivo asentían en la sala.

Cuando aterrizó en el Martínez Valero se escucharon voces reticentes a que un extranjero dirigiera el club de sus amores. Pero lo mejor para Bragarnik siempre ha sido lo mejor para el Elche. Y así se está viendo. El máximo accionista demostró ayer conocer hasta los más mínimos pormenores del club, del pasado, «que no hay que repetir», del presente, «en el que hemos recobrado la confianza de todos», y del futuro, «que debemos ir construyendo poco a poco para llegar a igualar las mejores épocas de la historia del Elche». 

Probablemente -o sin el adverbio- es el dirigente más preparado que el Elche ha tenido nunca. Máxime en estos tiempos de industria en los que vive el fútbol. «Recuerdo hace un año cuando me tocó charlar aquí y teníamos mucha incertidumbre por la salvación. Finalmente pudimos seguir en Primera. Hoy es diferente. Nos genera ilusión estar salvados, pero también la obligación de cada día dar un pasito más».

Nacido hace 50 años en Buenos Aires, es reconocido por ser un abogado y empresario implacable en las negociaciones, pero también es ser humano. Y padre de un niño de tres años que... «Estoy emocionado -cuenta Christian-. Estaba en Inglaterra y llamé a mi hijo de tres años para decirle que si le compraba una camiseta de un equipo de la Premier. Me dijo que solo quería la del Elche. Eso es lo que tenemos que lograr también con todo el público franjiverde. Así, mi familia y amigos…». Y ya no se le escuchó más. Se emocionó por vez primera. La segunda fue al final del acto. Agradecía el trabajo de la Prensa y los desvelos de su familia... (tiene a una hija trabajando en el Elche). Y volvía a derramar alguna lágrima, por las que pedía disculpas. Bragarnik ya sabe qué es vivir «¡A lo Elche!».

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