Loli Torres vive a más de mil kilómetros de distancia de Elche y nunca ha visitado la ciudad de las palmeras, pero trabaja con sus manos una de las tradiciones ilicitanas más ancestrales. Esta pontevedresa lleva años trabajando artesanalmente la palma blanca, al estilo de los artesanos ilicitanos, aunque reconoce que el proceso de elaboración es bastante más sencillo que el que suele emplearse en los ramos ilicitanos. «Nuestro trenzado no es tan elaborado. Es mucho más sencillo», explica esta joven que tiene un puesto de venta de flores en el mercado municipal de Pontevedra y donde pone a la venta sus creaciones días antes del Domingo de Ramos.

Torres explica que en la provincia gallega es una tradición llevar la palma y llevar a los niños para bendecirla. «En mi caso, mi madre ya la trabajaba y la vendía y yo hago lo mismo. En Pontevedra hay gente que es la tercera generación que se dedica a esta tarea».

Las palmas que se trenzan en Pontevedra provienen, casi en su totalidad, de las palmeras ilicitanas que son repartidas en la provincia gallega a través de empresas distribuidoras. «La diferencia es que aquí no contamos con la infraestructura que tiene Elche y por lo tanto las palmas las elaboramos días antes del Domingo de Ramos para que no se estropeen».

Loli Torres insiste en que los trabajos que los pontevedreses suelen realizar en los ramos «es muy básico, aunque es muy bonito. No es tan elaborado como en Elche. Nunca he estado allí y me encantaría ver no sólo las palmeras, sino también cómo trabajan los artesanos las palmas blancas y todos los elementos ornamentales que emplean, pero por el momento no he tenido oportunidad».

En estos momentos los tulipanes, las rosas o los claveles inundan el puesto de venta de flores de Loli Torres, un tenderete que en las próximas semanas será ocupado por las tradicionales palmas blancas llegadas directamente de la cuna del Palmeral ilicitano.