Los vehículos eléctricos, cuya presencia revolucionará el paisaje sonoro de las ciudades en un futuro próximo, plantean nuevos retos para los investigadores: controlar su emisión acústica y las vibraciones, para aumentar el confort del usuario y la seguridad de los peatones.

Según las estimaciones, los vehículos eléctricos representarán dentro de unos años el 20 % del total del parque automovilístico a nivel urbano en España.

El Departamento de Ingeniería Mecánica y Energía de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche coordina una red europea de investigadores, de la que forman parte también la Universidad de Cantabria y la de Alicante (UA), que trabaja en técnicas de análisis del ruido, vibraciones y molestias a los usuarios para el diseño y optimización de vehículos híbridos y eléctricos.

Esta red ha propiciado la creación de un consorcio integrado por 36 entidades de quince países, procedentes en su mayoría del mundo académico, aunque también hay miembros del sector empresarial, como el grupo PSA-Peugeot, que ha cedido un vehículo para evaluar su comportamiento integral relacionado con el ruido y las vibraciones.

Bajo la coordinación de la profesora de la UMH Nuria Campillo, los participantes se han organizado en cinco grupos de trabajo que tienen asignadas tareas específicas, dentro de un proyecto multidisciplinar que permite sinergias y el intercambio de investigadores.

El proyecto, que finalizará en abril de 2016, se enmarca dentro del programa COST (Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología) de la Unión Europea y tiene como objetivo recopilar y unificar información sobre ruido y vibraciones de los vehículos híbridos y eléctricos, además de definir métodos para su medida y análisis.

El ruido y las vibraciones asociados a los vehículos eléctricos presentan «unas características diferentes» en relación con los convencionales, ha explicado uno de los investigadores del proyecto, el profesor de la UMH Miguel Sánchez Lozano.

«Posiblemente, hagan menos ruido o éste sea menos intenso, pero eso no quiere decir que no haya una problemática» en este campo, ha indicado.

Ello se traduce en molestias al conductor o pasajero por determinados sonidos producidos por estos vehículos que antes no se apreciaban con el ruido mecánico del motor convencional y en una deficiente capacidad de detección por parte del peatón a la hora de percibir la presencia de un vehículo eléctrico, ha dicho otro de los investigadores y también docente de la UMH, Ramón Peral.

El vehículo eléctrico ha alcanzado el objetivo de reducir su emisión sonora, lo que entraña un riesgo de atropellos a viandantes y personas con discapacidad visual, según Peral. De ahí que la ONCE y otras instituciones hayan sugerido que una de las líneas de trabajo del proyecto sea el estudio de los llamados sonidos de advertencia. Se trata de un método basado en experimentos psicoacústicos para cuantificar los niveles de respuesta de un peatón en función del tipo de sonido de advertencia emitido por el vehículo y el ruido de fondo.

Los investigadores esperan llegar a conformar una especie de marco general que podría servir de base para la futura legislación europea sobre las características que ha de cumplir este sonido, el cual no deberá causar molestias o sobresaltos a los transeúntes, ha avanzado otro de los investigadores, el profesor Jaime Ramis, del grupo de Acústica de la UA.

El proyecto tiene también como finalidad determinar las métricas más adecuadas para cuantificar tanto el sonido que perciben los pasajeros dentro del vehículo como el ruido propagado al exterior.