Las emisiones de gases en la avenida de la Libertad han comenzado a movilizar a los vecinos de este enclave de la ciudad, hartos ya de la contaminación provocada por el paso del ferrocarril. Y es que, aunque las vías estén soterradas, los respiraderos instalados a lo largo de todo el paseo próximo a la estación de Elche-Carrús han acabado ennegreciéndose, lo que ha desatado la preocupación vecinal.

«Cada vez que para el tren, sube un olor muy molesto por las salidas de humo, donde el hollín es evidente. Paso un pañuelo y sale todo negro», criticó Ana Quiles, una residente de la zona, que asegura llevar más de un lustro remitiendo escritos a Renfe, al Ayuntamiento y al Ministerio de Trabajo para pedir controlar también la salud de los empleados del ferrocarril. Desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Elche también acaban de solicitar un estudio de medición de la contaminación de la avenida de la Libertad, a petición de los vecinos, por sus innumerables quejas.

La agrupación ha criticado la presencia de ferrocarriles con muchos años de antigüedad, que cuentan con locomotoras diesel muy contaminantes. Asimismo, denuncian que la contaminación de óxido y dióxido de nitrógeno puede estar superando los niveles permitidos. De ahí que hayan reivindicado una medición para implementar posibles medidas. Como ejemplo, los vecinos directamente afectados han presionado para pedir que se cumpla con la normativa, en cuanto a la emisión de gases.

Lamentan que, cuando se encienden los ventiladores porque el tren se queda parado en el subsuelo, es cuando más se nota el olor en la calle. Y lo peor es que en esa zona donde están los respiraderos hay numerosos bancos de descanso que suelen estar muy frecuentados por niños y mayores. «Estas salidas de humo tienen apenas un metro y medio, por lo que los gases salen a la altura prácticamente de la gente», critican los vecinos.

Desde Renfe, por su parte, apuntaron a que los trenes de Cercanías han sido remotorizados recientemente y aseguraron que llevan un mantenimiento correcto. También pusieron en relieve la inversión que se va a realizar en el ferrocarril de más de siete millones de euros y que va a suponer la modernización de siete unidades del servicio de Cercanías.

Precisamente, el Ayuntamiento acaba de aprobar un nuevo convenio de colaboración con la Universidad Miguel Hernández (UMH) para realizar un estudio de la calidad del aire urbano. La última investigación sobre la contaminación atmosférica en el municipio ilicitano fue realizada hace más de una década. Según los datos que arrojó aquel estudio, en el casco urbano de Elche el aire que respiramos no es perfecto, pero tampoco es de ínfima calidad. Sin embargo, sí que se detectó «una única zona conflictiva», la delimitada por la calle Reina Victoria, la avenida de la Libertad y el cauce del río Vinalopó.

La iniciativa también ha coincidido con la petición del tripartito a Fomento para soterrar las vías del tren, concretamente el tramo de cuatro kilómetros que conectará el Cercanías, en el casco urbano, con la estación del AVE, en Matola.