Imaginemos que llevamos diez años sin coger la bicicleta y una tarde de sábado decidimos emprender el viaje desde Torrellano hasta el centro de Elche por la Vía Parque. La aventura parece asegurada. En el primer tramo vemos cómo las familias salen acompañadas de mascotas a pasear por esta gran vía kilométrica. Intentamos hacernos ver para que nos dejen paso. Continuamos la marcha pero hay que adelantar a otras bicis, todas no cogen en el carril y por tramos hay que bajar a la mediana de arena y gravilla. Entonces, cuando la adrenalina está por las nubes llegamos a un punto sin salida. El peligro acecha.
Esta es la sensación que se le queda en el cuerpo a cientos de ciclistas, patinadores y peatones cuando llegan a la mastodóntica rotonda en la CV-86 que comunica con la Ronda Sur y la autovía en dirección Madrid. El carril bici se acaba y no hay ninguna señal ni preferencia para cruzar. Los coches y motos son los dueños del espacio. Al llegar una buena parte decide darse la vuelta y otros se arriesgan a pasar esquivando vehículos con el temor de ser atropellados, en el que es uno de los puntos más conflictivos de la ciudad.
Hay personas que se desplazan por este carril bici para ir al trabajo, por ejemplo, o para comunicarse desde su casa del campo con la ciudad sin coger el coche.
Desde hace más de una década colectivos de ciclistas y particulares reclaman soluciones, desde que el carril bici desapareció de la rotonda al hacerse la obra de EL-20. Fomento tiene un futurible proyecto de pasarela voladiza para evitar cruzar dicha rotonda, pero no ve la luz.
La edil de Movilidad Sostenible, Esther Díez, reitera que se han hecho innumerables reclamaciones al Gobierno central y que desde su grupo, Compromís, están a la espera de que les den respuesta a la actuación. Señala, incluso, que se está preparando una queja conjunta con el Parque Empresarial para que Fomento actúe.
Miguel Picher, presidente del club Ilibike, confirma que durante años se han encontrado esta problemática y al hilo reprueba que los carriles tanto de la Vía Parque como de la Vereda de Sendres se diseñaron desde un punto de vista estético más que práctico, y que hay muchos tramos deteriorados. José Pascual Torregrosa, presidente del club ciclista Las Chimeneas, apunta, además, que ya que los ciclistas deportivos encuentran dificultades para circular por los carriles bici, donde el límite está en 25 kilómetros por hora, pide que los arcenes sean mínimamente utilizables, «que estén limpios de gravillas y vidrios, que nos respeten» para circular, sentencia.
