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Los títeres se despiden

Particulares reúnen cerca de 1.500 firmas en dos días para salvar el proyecto cultural de La Sala La Carreta después de anunciar que cesa su programación tras 23 años por falta de ingresos y de apoyo municipal

Francisco Pérez Guirado, director de la Sala La Carreta, encima del escenario, vacío, tras suspenderse la programación. | ANTONIO AMORÓS

Se encienden los focos y entra en escena Pedro. Un joven valiente que ayuda a los niños a enfrentarse a sus miedos, encarnados en la piel del lobo. Con su expresivo mensaje detrás de un títere termina cautivando a las decenas de asistentes que a través de la narración han entendido de otra manera el tradicional cuento.

La sala la Carreta de Elche ha hecho magia más de 3.000 ocasiones en sus 23 años de andadura. Ha sacado sonrisas a los peques de la casa y sus familias, y también los ha hecho reflexionar a través de coloridas escenografías en los múltiples espectáculos de títeres y marionetas.

Este pasado miércoles el colectivo anunciaba que suspende la programación pendiente, unas 11 funciones, por falta de ingresos porque asegura que no tiene el apoyo del Ayuntamiento para seguir adelante a pesar de que llevan años pidiendo un convenio de colaboración, exponen. No aseguran que puedan volver a abrir si la administración no va de la mano.

Esta decisión de la mítica sala privada, que supone el único teatro especializado de títeres de la provincia, ha causado revuelo y numerosas entidades del mundo de las artes escénicas han suscrito un comunicado en el que rechazan el cierre. Entre los 13 firmantes se encuentran la Asociación de Empresas de Artes Escénicas del País Valencià, la Plataforma de Profesionales del Teatro de Alicante o la Asociación Valenciana de Empresas de danza, además de entidades y particulares ilicitanos como el Festival Internacional de Teatro de Elche, La Molinera o la directora Asun Noales.

Todos ven este paso «con enorme preocupación» por lo que consideran «un hecho de gran trascendencia en el marco de las artes escénicas de la Comunidad Valenciana.

De igual forma, el colectivo Amigos de La Carreta lanzó el jueves una petición en change.org dirigida al Ayuntamiento para reclamarle que proteja este emblema para la ciudad. Hasta ayer se habían recogido cerca de 1.500 firmas virtuales. En el escrito apuntan que «nuestros hijos han crecido asistiendo con el cole a Sala La Carreta y maestros y familias hemos encontrado en la sala durante estos años la oferta cultural que no nos ofrecía el Ayuntamiento. Nos han hecho sentir como en casa», señalaban.

El manifiesto recoge que este espacio ofrece más de 140 representaciones al año con más de 13.000 espectadores, y le pedía directamente al alcalde, Carlos González, y a las concejalas de Cultura y Educación que abran un diálogo para firmar un convenio de colaboración para evitar su desaparición. La edil de Cultura, Marga Antón, aseguraba a este diario hace unos días que sí se está apoyando a la compañía al igual que al resto porque indican que han aumentado las contrataciones para hacer más espectáculos, pero que directamente su concejalía no puede ayudar a la Sala La Carreta, como empresa.

Sin embargo, Francisco Pérez Guirado, director de la Sala La Carreta, apunta que el Consistorio debe desarrollar bases específicas para la gestión de proyectos en empresas escénicas «como hacen otras ciudades como València» para fomentar estas disciplinas, una ayuda que según el director se les había prometido a nivel municipal.

De igual forma, relata que Cultura puso un plan de choque inicial para ayudarles a sobrevivir como compañías tras reducirse los aforos y la demanda en colegios por la pandemia de coronavirus. «En ese sentido cumplieron de cara a la compañía». Sin embargo, cuenta que después consiguieron que se lanzasen unas bases reguladoras de 30.000 euros de ayuda a la producción para que las compañías pudieran producir espectáculos, una cantidad que entienden que es del todo insuficiente «porque sólo cualquier espectáculo cuesta 40.000 euros», ataja.

Guirado apunta que el fondo común se les ha agotado en la Sala. Indica que pueden tener un gasto anual de 100.000 euros para la programación y actividades, y que ya no pueden afrontarlo solos. De igual forma, explica que en estos últimos años han recibido ayudas «tímidas» del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) así como de la Conselleria de Cultura «porque valoran mucho si tienes ayuda de tu propio ayuntamiento», sentencia.

Esperan que este problema sea temporal y los títeres vuelvan a tener vida que no se queden para siempre expuestos como en un museo.

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