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La agencia intangible, invisible e imprescindible

Elche cuenta desde 1992 con una oficina de promoción del valenciano que realiza un trabajo silencioso y que da servicio a las necesidades lingüísticas del Ayuntamiento y de los ciudadanos

Trabajadores en la sede de la oficina de promoción del valencià, ubicada en la plaza Sant Joan, cerca de El Raval. | ANTONIO AMORÓS

Posiblemente sea uno de los servicios del Ayuntamiento más desconocidos en Elche, aunque sin su trabajo la huella de la lengua autóctona en el municipio sería muy escasa. En una sede casi escondida, con cambio de ubicación cada pocos años, con un número reducido de trabajadores, con un presupuesto minúsculo y una visibilización social casi nula, la Agència de Promoció del Valencià Aviva Elx desarrolla una labor fundamental y, a la vez, escasamente valorada. Es un trabajo constante, sin hacer ruido, casi invisible, pero que si no estuviera posiblemente sí saltarían las alarmas en un municipio con un gobierno progresista.

Bolsas de la compra que desde el 1 de diciembre se entregan en Aviva Elx. | ANTONIO AMORÓS

Podría parecer que se trata de un servicio interno, que presta servicio a las necesidades de la Administración local y poco más, pero ni mucho menos. No solo está abierta la oficina al público de 9 a 14 horas (aunque están trabajando de 7.30 a 14.30 horas), sino que ofrece asesoramiento, ayuda muy valiosa a todos aquellos alumnos interesados por una u otra razón por el valenciano, forma a funcionarios, promociona la lengua, incentiva su cultura e impulsa imaginativas y novedosas campañas del día a día para vivir en valenciano.

Al frente de la misma está Assutzena Sangüesa quien, junto a un maestro, un traductor y una ordenanza llevan adelante todo el trabajo que pueden y más.

Esta oficina se creó nada menos que en 1992 y solo contaba entonces con un técnico de promoción lingüística. Su primera sede estaba junto a las antiguas dependencias de Bomberos, luego pasó a la Replaceta de l’Espart, de ahí a Altabix, para retornar a la actual sede de Educación junto a El Raval y, desde hace dos años y medio aproximadamente, recala en el número 6 de la plaza Sant Joan. Un cartel tiene que avisar en dicha plaza que Aviva, como se llama este servicio, está al girar una esquina, además de dos grandes anuncios en las cristaleras.

«Hacemos cursos de valencià para los funcionarios y también impulsamos esta formación para las asociaciones de madres y padres de alumnos de colegios e institutos, aunque en este caso contratamos a un profesor externo», relata la técnica responsable de este negociado.

Cuando un ciudadano entra en la administración electrónica o recoge un impreso municipal y esta en castellano y en valenciano, eso no lo hace una máquina. Todos los formularios de relación entre el ciudadano y el Ayuntamiento deben estar en valenciano y eso es mucho trabajo porque siempre surgen gestiones nuevas, modificaciones y, continuamente, traducciones. En cuanto a la web, otra persona externa a esta agencia se encarga de ello.

«La mayor parte de la gente piensa que es pasar un traductor y ya está, y no es así. Las traducciones no son literales, hay connotaciones... este tipo de trabajo se valora cuando sabes de qué va», expone Sangüesa.

La traducción de los distintos carteles de las distintas concejalías y de documentación de organismos como Museo de Pusol, Pimesa o Aigües d’Elx también recae sobre sus hombros. Y por supuesto hay que utilizar el valenciano en publicidades, programas, folletos y anuncios de actividades de la Concejalía de Cultura, sin dejar de lado todo lo que se deriva del Festival Medieval, La Llotja, el Gran Teatro... «Y además, normalmente, de hoy para ayer», apuntan desde esta oficina, que depende del concejal de Promoción Lingüística Carles Molina

La Campaña del 9 d’Octubre, la carta a los Reyes Magos (unos 15.000 originales ejemplares, que se enviarán a mediados de diciembre a los centros educativos ilicitanos), iniciativas para promocionar la lengua autóctona, acciones pensando en los comercios u otros sectores, calendarios de mesa, la agenda lila elaborada junto a la Casa de la Dona, manualidades para los niños o la exitosa libreta con expresiones típicas ilicitanas en valenciano son otras de las muchas veces invisibles tareas que realiza este equipo.

Sangüesa, sin ánimo de reproche, recuerda que Elche «es una ciudad muy grande y el presupuesto que tenemos no». Aunque con eso y con todo sí han podido mantener los premios literarios: uno de narrativa corta para escolares y el Ciutat d’Elx. Un trabajo intangible pero imprescindible.

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