Un festivo local a medio gas. La mayoría de comercios locales de Elche optaba este miércoles por echar el cierre después de que se acordase festivo el 29 de diciembre para celebrar el día de la Venida de la Virgen. Las campanas de Santa María repicaron fuerte el pasado mediodía para celebrar la Eucaristía en honor a la patrona aunque más allá del acto litúrgico no había un gran ambiente festivo tras la suspensión de la mayoría de actos de la Venida por el incremento de contagios de coronavirus. Este hecho se tradujo en que tampoco había alboroto por las calles. Como manda la tradición, el grueso del comercio local optó por cerrar y los que abrieron, la mayoría servicios de restauración y algunas tiendas, lo hicieron para tratar de hacer algo de caja, aunque ya señalaban a este diario que el día andaba bastante flojo por la suspensión de la programación prevista en la ciudad. Es precisamente lo que le ocurrió a Jerónimo Rocamora, panadero que no podía permitirse cerrar para cumplir con su clientela fija.
Señala que siempre cierra en Navidad, Año Nuevo o el Día de Reyes y que en otras ediciones estas fechas son muy buenas porque por su negocio pasaba la marabunta de personas que suelen acudir a ver la carrera de Cantó o salían en procesión acompañando a la virgen y, después, paraban a comprar porciones de cocas saladas, por ejemplo. En los bares la situación era similar. Algunos de los hosteleros consultados señalaban que abrieron para «verlas venir» porque apenas tenían reservas, «el día de la romería suele ser un día fuerte y sólo tuvimos un 15% de clientela que otros años, e igual ocurre con el día de hoy (en referencia al 29 de diciembre)» apunta Andrés Baeza, encargado de Plaza Centro, bar de la Plaza de las Flores. Otros hosteleros compararon la pasada jornada con cualquier otro día «con la diferencia de que en lugar de llegar a tomar café a las ocho llegan a las nueve porque madrugan menos», señalaban desde un bar junto a El Salvador.
Desde la asociación de comerciantes del centro de Elche resaltaban que la mayoría del comercio tradicional optaba por cerrar ya que por costumbre es un día para disfrutar de la familia. Sin embargo, también había este miércoles otras realidades en las calles, como las de algunos comerciantes que abrieron por necesidad. Un ejemplo sería el caso de Carlos León, que en agosto fundó su peluquería y todavía sigue captando clientela, por lo que cualquier día, independientemente de que fuese festivo, le viene bien para hacer algo de caja. «Hay que aprovechar estas fiestas porque además tenemos varias citas con clientas para este día», apuntaba este estilista de la calle San Miquel. Algunas fruterías de barrio también aprovecharon que la mayoría de cadenas de supermercados estaban cerrados por el festivo para tratar de incentivar las compras, y la estrategia le surtió efecto ya que en algunos de estos locales se llegaron incluso a formar pequeñas colas para acceder.
Esta misma celebración también se notó en el tráfico ya que hubo un trasiego de familias que optaron por irse al entorno rural o a las playas para pasar el día, aprovechando que las temperaturas superaban los 24 grados. Centros comerciales como l’Aljub tan sólo mantuvieron abiertos los servicios de ocio y restauración por lo que el parking se podía ver más vacío que de costumbre, mientras que el Corte Inglés cerró todas sus instalaciones.
