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Sexagenarios a todo puño

Dos jubilados ilicitanos llegan como héroes a una reunión motera en Segovia tras recorrer 630 kilómetros en Derbi Variant, que no superan los 70 por hora y tienen depósitos de solo tres litros

Los dos protagonistas de la aventura, Pepe García y Domingo Aparicio, salieron de Elche el 4 de enero y llegaron a meta tras 630 kilómetros dos días después. | INFORMACIÓN

¿Qué lleva a dos sexagenarios a cambiar la calidez del hogar por las limitaciones de un ciclomotor y meterse entre pecho y espalda 630 kilómetros de Elche a Segovia en pleno invierno? Pues el deseo de rememorar cómo se viajaba antes, sin prisas, sin menos tecnología y, de paso, enlazar con sus tiempos de juventud. El desafío, aseguran, les ha hecho más felices aún.

«Estáis locos». Esto es lo que les espetaron más de una vez tanto familiares como amigos a los ilicitanos Pepe García y Domingo Aparicio cuando les comunicaron que se iban a Segovia en… Derbi Variant, un ciclomotor de 49 centímetros cúbicos de finales de los 70 y principios de los 80 que difícilmente supera los 70 kilómetros por hora.

Ambos, de 66 años de edad, moteros de toda la vida, decidieron aceptar el reto del propio Domingo, mecánico de coches, quien un día, almorzando, le dijo a su amigo Pepe que le gustaría hacer un viaje largo como antes, con motos de carburación y sin necesidad de volar sobre el asfalto. «Quería hacer algo diferente, volver a la juventud y, la verdad, ha sido como volver a ser joven», expresa Domingo.

Pepe le contestó que podían estudiarlo y, dicho y hecho, se pusieron a investigar un poco. Que si una Vespino, que si una Torrot... al final optaron por la Derbi Variant porque parece ser que es más resistente. También apuntaron la meta de su desafío: una concentración de motos «grandes» en el municipio segoviano de Cantalejo que reunió a cerca de 10.000 aficionados.

Ambos se dieron la mano para que ninguno se echara atrás y sellar de este modo el compromiso. Hace cuatro meses se compraban una cada uno en no muy buen estado, pero Domingo, gracias a su profesión, las puso a punto, listas para poder salir de Elche el pasado 4 de enero. Les acompañaba Rafael García, de 63 años, pero en su caso con una scooter de 250 centímetros cúbicos y a modo de apoyo, aunque también sufrió lo suyo.

Una foto en una parada de estos ilicitanos, junto a Rafael García. | ANTONIO AMORÓS/INFORMACIÓN

«Recorrimos 630 kilómetros de Elche a Segovia. Hicimos 70 kilómetros más porque nos equivocamos en un camino», relata Pepe, quien confirma que no podían ir por autovía: solo por comarcales y nacionales.

Frío por supuesto, pero también el casco empañado, lluvia y nieve fue lo que se llevaron al cuerpo. Se enfrentaron a un puerto de montaña de 1.700 metros de altura todo nevado, con placas de hielo que hacían que las ruedas patinaran. En el mejor de los casos podían circular a velocidades de entre 20 y 30 kilómetros en esos momentos.

«Ha sido tan agradable de hacer que en ningún momento he pensado: ¿por qué me metería en esto? No me arrepiento», confiesa Domingo.

La incertidumbre de dónde pasar la noche también la tenían de compañera de viaje. «No habíamos reservado en ningún sitio para dormir porque no sabíamos si llegaríamos ni adónde», relata Pepe, quien recuerda que, después de mucho preguntar en uno y otro pueblo, finalmente conseguían pernoctar en pensiones.

Y al llegar el día, de nuevo el desafío. El desafío de repostar cada 80 o 90 kilómetros. Y es que estos ciclomotores tienen un depósito con capacidad para solo tres litros. De hecho llevaban cada uno una garrafa de dos litros por si no encontraban gasolinera en los pueblos por los que pasaban, algo que les ocurrió más de una vez. Además, cada vez que había que repostar había que sacar todo el equipaje, levantar el sillón y echar una mezcla de combustible con aceite. Y de nuevo, volver a colocar todo el equipaje y darle al puño. «Te duele todo el cuerpo, la moto no para de vibrar», rememoran ambos.

El caso es que salieron un 4 de enero a las 15.30 horas y llegaban a su meta el día 6 a las 19.30 horas. La moto de Domingo llegó muerta. Antes, a 80 kilómetros de Guadalajara, había sufrido ya una avería con el carburador. Prácticamente fueron recibidos como héroes en la concentración. Solo otros cinco moteros también acudieron en Derbi, pero en su caso saliendo más cerca, desde Cantabria, y además con un furgón de apoyo.

Sexagenarios a todo puño

«Me encantaría trasladar a mi familia y mis amigos esa sensación de bienestar que sentí», relata Pepe, quien se muestra orgullo cuando describe que fueron «a pelo», además de indicar que por donde pasaron llevaron el nombre de Elche con pequeños souvenirs de su tierra.

Y por supuesto ya están pensando en el próximo reto. Si no pasa nada, en verano quieren acudir a otra concentración motera pasada Málaga. Para ello antes tendrán que reparar la moto de Domingo. De hecho, un amigo de Elche tuvo que subir a por ellos con un remolque y bajarse a los ilicitanos porque la máquina, con dos averías, ya no daba más de sí.

Domingo se queda con la salida desde Elche, donde fueron arropados por familiares y amigos y con un momento cerca de Cuenca, cuando ya veían que era posible cumplir su sueño. Todo un sueño de juventud a los 66 años.

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