Días atrás dio una charla en la Universidad Miguel Hernández de Elche para, no solo recaudar fondos para el pueblo ucraniano, sino también para insistir en que, como la guerra se prolongue, muchas niñas y mujeres ucranianas van a estar expuestas cada vez más a la explotación sexual en Europa.
¿Por qué era necesario este libro?
Creí importante reflejar la experiencia y el conocimiento adquiridos durante los años de investigación y ponerlo en conocimiento de la sociedad, sobre todo para despejar la falsa creencia de la «voluntariedad» de las mujeres víctimas de prostitución y trata de seres humanos.
Desde las universidades, desde los servicios sociales, desde los juzgados se observa una perspectiva del problema, pero son ustedes los que intervienen en primera persona y tienen que mirar a los ojos de esas mujeres. ¿Qué ven en esos ojos?
Vemos mucho sufrimiento y temor enmascarado por el lobby prostitucional bajo la apariencia de «voluntariedad» y «libertad». Vemos mujeres muy vulnerables por la pobreza, las adiciones, por la carencia de apoyos sociales, mayoritariamente engañadas y, en otras ocasiones, sin alternativas, que atienden a las demandas sexuales de países como el nuestro que aprovechan esas vulnerabilidades. Son esclavas sexuales.
¿Cómo llegan ustedes a casa después de haber ayudado a esas mujeres y arrestado a esos criminales, qué cuerpo se les queda?
Siempre obtienes las dos caras de la moneda, la alegría, el orgullo y la realización profesional y personal al liberar mujeres víctimas de la prostitución, así como por detener a los responsables criminales. Y por otro lado, la impotencia de no llegar a todas las mujeres víctimas, que no consiguen salir por miedo, indefensión aprendida o cualquier otra circunstancia impuesta por el sistema prostitucional.
¿La Justicia también aquí va muy por detrás de la realidad?
Todo sistema admite una mejora, aunque España ha realizado una transposición de la normativa europea en materia de trata al derecho español que permite tanto a las autoridades judiciales y fiscales como a los cuerpos policiales poder luchar contra esta lacra de manera muy eficiente.
Todos conocemos espacios donde se ejerce la prostitución. ¿Cree que las nuevas leyes autonómica y nacional que están en camino permitirán erradicar definitivamente estos locales?
Pienso que es el camino a seguir, que es un gran avance, pero que deben ir todas las comunidades al unísono y que es desde el ámbito nacional desde donde se debería definir la estrategia al seguir. Y que además se debería prever el siguiente escenario, es decir, una vez que se cierren los locales es más que probable que la prostitución se desplace hacia los pisos. ¿Con qué herramientas nos dotarán para poder seguir combatiendo la trata?
Con la pandemia, la prostitución se ha escondido más, han aumentado los pisos privados y los contactos utilizando medios digitales. ¿Cómo se puede combatir cuando esta actividad se enmascara aún más?
La experiencia es fundamental. La prostitución no es como las drogas, siempre ocultas. La prostitución siempre tiene que dar la cara para «publicitarse» y lograr clientes, nunca será del todo anónima.
Muchos hombres siguen viendo a las prostitutas como un premio de una despedida de soltero o una diversión para un fin de semana, pero ignoran o no quieren saber que están tratando con personas esclavizadas. ¿Cómo podemos concienciar?
A través de la información de lo que está sucediendo, explicado por las personas correctas. Este libro ha querido sumarse a esa fuente de conocimiento. Ahora faltan los foros y espacios como este para darle difusión al mensaje. El libro «Mujeres encadenadas» ha sido creado para ese motivo.
¿Le sorprende que los chicos jóvenes vean también la prostitución como algo divertido y a lo que aspirar para «hacerse» mayores?
Ahí es donde entra el libro, en informar y sensibilizar cómo niñas de 12 a16 años son captadas y aparecen en rotondas, clubes o pisos. Hay que explicar la verdad de todo porque si no seguirán pensando en la voluntariedad de un trabajo de esclavitud.
Si alguien vende su cuerpo sin estar sometida de verdad y por voluntad propia, ¿ya no sería trata de personas?
Efectivamente, la voluntariedad es la palabra clave. Existe un margen muy pequeño de prostitución voluntaria, entre un 4 y un 8%, muy ligada a una economía y posicionamiento de hombres con alto poder económico. Pero la prostitución es esclavitud y servidumbre íntimamente ligada a la pobreza y a la vulnerabilidad de las niñas y mujeres víctimas.
¿Cada vez hay más prostitución masculina?
No tengo esa percepción. Es insignificante si comparamos los datos con la prostitución de mujeres. La prostitución masculina suele ser voluntaria no controlada por proxenetas. Sí que existe prostitución forzada de personas trans, práctica cada vez más demanda por los hombres.
¿Y se están dando casos de muchas universitarias o incluso influencers que se están prostituyendo para pagarse la carrera o mantener un tren de vida alto?
No es muy habitual, pero sí, existen casos. No obstante, el proxeneta es conocedor que vincular «mujer» y «estudiante universitaria» atraerá potenciales clientes que quieran pagar por mantener sexo con una joven estudiante. También están los «sugar daddys», normalmente hombres con capacidad económica que apadrinan un negocio, estudios o similar de una mujer muy joven (18-22) a cambio de sexo.
¿Cree que se va a dar un boom en Europa de explotación sexual de ucranianas?
Sin duda alguna, en todos los conflictos bélicos ocurre. Como he dicho. la trata está muy vinculada a la vulnerabilidad, y en este caso qué hay más vulnerable que mujeres y niñas desplazadas, sin hogar, sin recursos, sin apoyos, en definitiva, sin futuro. Creo que a corto plazo no lo veremos porque los tratantes saben que hay una especial vigilancia en este sentido, pero conforme pase el tiempo y si el conflicto se perpetúa sin duda que lo veremos.
