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OPINIÓN

Lavapiés rotos o cómo perder la excelencia en Arenales

Poco importa si la culpa es del Ayuntamiento de Elche o de la Generalitat, pero a mediados de junio no es de recibo que no funcionen

Playa de Arenales del Sol en una imagen de este pasado domingo, donde los lavapiés no funcionaban Matias Segarra

Cuando a mediados de este caluroso junio los lavapiés no funcionan en Arenales del Sol lo importante no es de quién es la culpa porque es de todos los que han tenido algo que ver y a estas horas se siguen pasando la pelota de la responsabilidad. El resultado de un mal funcionamiento de un servicio que consideramos básico, porque así lo anunciamos a bombo y platillo, es la evidente sensación de desidia que damos a las miles -sí, miles no cientos- de personas que llegan al litoral y Elche está necesitado de servicios de calidad en aquellos lugares que la naturaleza nos ha regalado para vender en ellos nuestras bondades. 

Viendo al turista que aprieta el botón sin ver salir una gota de agua, demostramos lo mal que se pueden hacer las cosas. Eso sí, después le afeamos la conducta porque se quita los restos de arena en las fuentes, que tampoco seré yo el que lo aplauda, algo que se ha convertido habitual. Y da lo mismo si los vecinos de la pedanía han advertido de ello una o mil veces porque no se ha resuelto y sin que la justificación de que «yo no soy el responsable» sirva de excusa o acuñar frases como «hace dos meses hubo varias tormentas consecutivas que arrasaron la costa y no ha dado tiempo», sean un aval para explicar la evidente pérdida de excelencia de las playas. 

Si las banderas azules se concedieran después de comprobar que todo estuviera en orden evidentemente Arenales Sur (que es la denominación real que tiene) no la tendría este año porque, tal y como se quejan los vecinos, existen muchas más deficiencias a las que también hacen oídos sordos nuestros responsables políticos. ¿Nos importaría quizá más de quién es la culpa si nos quitaran ese símbolo de excelencia? ¿buscaríamos entonces a los culpables? ¿les pasaría algo?

El Ayuntamiento de Elche, en cualquier caso, es el gran beneficiado cuando se le concede una bandera azul porque la exhibe como un símbolo de su gestión y de que hace las cosas bien, pese a que sea un reconocimiento que, en mi opinión, deja mucho que desear, precisamente por esta falta de control sobre si lo que se está dando responde a las expectativas. Aquí pasa como en ese refrán de: «Cría fama y échate a dormir». Es lo que le está sucediendo a Arenales y a su bandera. En vez de ir a mejor gestión va a peor. Cualquier negocio turístico, indirectamente, obtiene una ventaja competitiva cuando está instalado en un rincón del litoral en el que ondea este distintivo porque atrae a muchos visitantes, pero ellos también sufren las consecuencias de lo que se hace mal a medio y largo plazo cuando el cliente no repite

Otra cuestión distinta es todo lo que se podría hacer de forma añadida, pero no se hace, para hacer más agradable la estancia de los que nos visitan, y es lo que debería preocuparnos en lugares como Arenales, donde la dificultad que representa a día de hoy el estacionamiento, por ejemplo, llega a ser escandalosa. A ello nadie le ha dado solución o quizá la tiene. Una fue la creación del sector urbanístico AR1, donde nadie se preocupó de habilitar plazas suficientes para los residentes, y a lo que se suma un problema tanto o más preocupante, como es la presión que supone las miles de viviendas de Gran Alacant para cuyos propietarios también son sus playas de referencia

Pero volviendo sobre los lavapiés, en las redes sociales estos días hemos leído bastante críticas al respecto, en especial hacia el concejal de Turismo, Carles Molina, quien en último término es el responsable para los ciudadanos de que todo no esté a punto. Y aunque no lo sea por acción lo será por omisión. El ciudadano exige resultados y gestión y eso, por cercanía y necesidad, es labor de Molina, quien tiene todo el año para preparar el verano.

Los responsables municipales apenas siguen sin ver las posibilidades reales que tiene la explotación turísticas de playas como El Altet, Carabassí o Arenales porque no se cuida hasta el más mínimo detalle. Así hemos vistos playas sin chiringuitos o el cierre de negocios náuticos a cuyos propietarios no se les ha dado la posibilidad en su momento para crecer como una oferta de ocio cada vez más necesaria. Ni que decir tiene que igual pasa con las de La Marina o El Pinet

Arenales, con los restos del hotel que están retirándose desde hace meses Matias Segarra

Afortunadamente las playas ya estaban antes que ellos y les sobrevivirán, aunque ya veremos a qué precio.

Arenales, con los restos del hotel que están retirándose desde hace meses Matias Segarra

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