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Cientos de caravanas invaden sin control zonas de costa

La alta afluencia de vehículos en el litoral desata las críticas de los ecologistas, que piden coto a vehículos en zonas protegidas - Los ayuntamientos justifican que sólo pueden sancionar ante casos claros de acampada y mal estacionamiento

Zonas como el Cabo de Santa Pola son una de las zonas favoritas para ciclistas y autocaravanistas que aparcan frente al mar. | MATÍAS SEGARRA

Pleno mes de junio. Apenas quedan días para que los niños acaben la escuela y el calor es más abrumador que de costumbre. El verano ha llegado antes y eso se nota en la franja litoral de Santa Pola y Elche, donde ya empieza el tráfico para aparcar junto a las playas. Sobre todo se aprecia una marea de coches, y en especial de caravanas, que aparcan por donde encuentran sitio, aunque en algunas ocasiones no esté permitido.

«Es lo de todos los años» coincidirán la mayoría de visitantes, conservacionistas e incluso representantes públicos. Y lo de «todos los años» es una historia que se ha terminado enquistando y que se ha convertido en la estampa del litoral en prácticamente todos los puntos costeros de la provincia.

Pese a los avisos, se siguen produciendo incumplimientos a las normativas autonómicas y nacionales en vigor que prohíben la pernocta con la caravana. Sólo haciendo repaso a lo largo de más de cuatro kilómetros de la carretera secundaria que conduce por el Cabo de Santa Pola, una de las zonas de mayor concentración de caravanas, es evidente que cualquier atisbo de hueco para dejar el vehículo dura minutos libre cuando se trata de temporada alta, y hay quiénes a toda costa dejan sus coches entre pinos.

Algunos propietarios de caravanas, junto a toda la familia, echan el freno, ponen la zapata, despliegan toldos y sacan las hamacas y mesas para disfrutar de pinchos de tortilla y refrigerios con vistas al mar privilegiadas.

A pesar de que la mayoría de conductores saben lo que pueden hacer y lo que no, hay quiénes se saltan las reglas y utilizan el dominio público marítimo terrestre a su antojo las 24 horas.

En la zona del Cabo de Santa Pola hay familias que se instalan con las caravanas, y sacan toldos y mesas, para pasar el día. | MATÍAS SEGARRA

Sin embargo, también los hay que siguen sin conocer muy bien cuál es el ámbito de aplicación de la Ley de Costas. También es cierto que los hay que se sienten perdidos porque aducen que no hay una señalética clara de prohibición, y en varios idiomas, teniendo en cuenta que una mayoría de usuarios son extranjeros.

Ello conlleva que los cuerpos y fuerzas de Seguridad opten en muchos casos por la vía de la sensibilización o lancen avisos cuando se haga un uso incorrecto, como quedarse a dormir en zonas no autorizadas donde sólo se permite el estacionamiento, antes que pasar a la vía sancionadora.

Caravanas estacionadas en una zona autorizada en término de Elche. | MATÍAS SEGARRA

Las caravanas cada vez tienen más tirón entre todo tipo de públicos, como el familiar, porque puede ser una alternativa vacacional más económica, y más ahora con la subida de precios en casi todo.

Hay múltiples foros en los que los propios autocaravanistas tratan de explicar la ley para que los veraneantes no se lleven después una sorpresa, y para que tampoco hagan la trampa. Consideran que la ley en vigor es imprecisa y que ofrece demasiado margen a la interpretación, aunque la normativa deja claro que están prohibidas las acampadas en lugares no autorizados, y esas acampadas se siguen produciendo.

Medidas

Si bien, para tratar de poner cortapisas a muchos usuarios que hacen uso discriminado de los recursos naturales se van a poner medidas este verano, al menos en unos tramos. La Dirección General de Costas ha autorizado al Ayuntamiento de Santa Pola, a través de la concejalía de Medio Ambiente, a instalar nuevas barreras en distintos puntos del camino del faro hasta La Ermita, donde empieza el término municipal de Elche, para evitar el aparcamiento de vehículos fuera de las zonas habilitadas.

Hace ya varios años Costas instaló unas vallas de madera que con el paso del tiempo se han ido degradando, y muchas han desaparecido por actos vandálicos. Si bien, la idea es colocar de forma provisional unas barreras de seguridad de hormigón tipo «New Jersey» que se suelen emplear para separar flujos de tráfico y en obras.

Avisan que la medida es provisional hasta que se repongan todas las vallas de protección que se han ido perdiendo, «por lo que seguimos trabajando por la protección y conservación del litoral y de las playas naturales», indica Ángel Piedecausa, edil del área.

Ramón Abad, edil de Seguridad Ciudadana de Elche indica que la ciudad no tiene ordenanza local sobre la regulación de caravanas en espacios naturales y que aplican la ley de Costas o la ley de protección de los parajes ante casos de acampada. Los datos más actualizados son los del verano de 2020, cuando la Grumat, patrulla específica de la Policía Local de Elche, levantó 112 sanciones por pernoctar.

Desde Santa Pola se ha controlado la presencia de más de 1.900 vehículos como caravanas remolque o semiremolque, autocaravanas, vehículos adaptados o camperizados, y turismos en los últimos registros para evitar la pernoctación, y no constan denuncias recientes por realizar campamentos o acampadas con caravanas de semi remolque, según datos a los que ha podido acceder este diario.

Desde la Policía local señalan que se ha intensificado la vigilancia y que tienen una patrulla medio ambiental para evitar la acumulación de caravanas y mantener cierto orden. Cuentan que para revisar que no pernoctan dejan partes por las mañanas para comprobar por las noches que esas autocaravanas se marchaban del lugar.

«El paisaje que te encuentras por la mañana es encontrar caravanas estacionadas, que no son objeto de sanción, siempre y cuando no invadan la zona marítimo terrestre, pero por la noche, pasada una determinada hora, que es cuando te hace ver que no sólo están estacionados, es cuando estamos actuando», señala José Miguel Zaragoza, Jefe de la Policía Local.

Señalan desde la Jefatura que la mayor incidencia la tienen con extranjeros que no conocen la normativa, y tras explicarla se marchan a lugares autorizados como la zona de estacionamiento de la Ermita, recalcan.

Erosión

Los conservacionistas reprochan que las administraciones sean permisivas y que no pongan el suficiente coto a los vehículos de motor. Alfons Baile, miembro del colectivo Talaiola-Ecologistes en Acció, indica que es una reivindicación histórica el cierre del acceso rodado a la franja litoral excepto para bicicletas, propietarios de viviendas, servicios de emergencias y otros públicos como el trenet. Critica que la zona recibe una constante presión «por el uso descontrolado del espacio» y entiende que la actual situación sólo genera deterioro del espacio natural.

Sergio Arroyo, representante de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA) reprueba que las instituciones no están haciendo nada y que la Dirección General de Costas saca balones fuera para asegurar el control.

Campings, la alternativa a las vacaciones de hotel 

El boom de las caravanas también ha tenido un impacto en algunos de los camping de la provincia, donde a estas fechas registran una ocupación de casi el 90%, cuando los índices del pasado verano se quedaron en un 70%.

Propietarios de algunos de estos establecimientos creen que la subida del precio de la luz, el agua, el gas y los alimentos está transformando el modelo de vacaciones y que hay una parte de las familias que en lugar de irse de hotel opta por opciones más asequibles, como alquilar una parcela por la que se puede pagar una media de 25-30 euros diarios por cada dos adultos.

Desde el camping Bahía de Santa Pola entienden que la relajación de medidas por el covid también ha podido influir en que este año haya más alegría. Sobre la alta afluencia de caravanas que se ven en zonas como el Cabo, desde estos negocios turísticos entienden que debería ser más rigurosa la legislación porque narran que han tenido años de «vacas flacas» mientras que el Cabo estaba repleto de estos vehículos.

Javier Caparrós, responsable de un área de acampada de 23 parcelas, también en Santa Pola, narra que ahora sólo tiene un 30% de ocupación, por lo que cree que las autoridades deberían incentivar espacios regulados como el suyo y evitar la alta presión que se ve en las zonas costeras.

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