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El sector urge medidas al Consell

La plaga de avispilla que ataca al almendro avanza por el Vinalopó

El insecto fue detectado por primera vez en la provincia hace dos años en Biar y se ha extendido a Villena, Sax y Salinas

Las fincas de almendros abandonadas se convierten en un foco de propagación de la plaga. ÁXEL ÁLVAREZ

La plaga de avispilla que diezma la cosecha de almendra avanza por la comarca del Alto Vinalopó mientras los agricultores exigen a la Conselleria de Agricultura que establezca medidas urgentes para combatirla. Entre otras, obligar a los propietarios de fincas abandonadas a suministrar a sus almendros los tratamientos fitosanitarios recomendados cuando la plaga sea más vulnerable o, en caso contrario, a arrancarlos y quemarlos para evitar que estos campos baldíos se conviertan en un foco de propagación del bicho.

«Eurytoma amygdali Enderlein» es el nombre científico de este insecto volador cuya presencia se detectó por vez en primera en la provincia de Alicante en julio de 2017. Se localizó concretamente en dos fincas de Biar con una superficie afectada de 50 hectáreas. Dos años después ya se ha expandido por el paraje agrícola de la Peña Rubia de Villena y entre los términos de Sax-Castalla y Villena-Salinas. De momento no hay constancia de que haya conseguido desplazar su hábitat a la comarca vecina del Medio Vinalopó, que es una de las zonas con mayor producción de este fruto seco en la provincia. Pero los productores temen que la plaga podría irrumpir pronto en Salinas, Monóvar, Pinoso, Petrer, La Romana y Algueña si no se toman pronto las medidas adecuadas.

Se trata, en definitiva, de otra amenaza para el campo alicantino cuando los agricultores ya llevan años sufriendo los devastadores efectos de la Xylella fastidiosa, la bacteria que está acabando con miles de olivos y cítricos.

Al menos los daños que ocasiona la plaga de avispilla no afectan al árbol, por lo que se evitan los arranques masivos, ni son tan rápidos ni agresivos. Cuando llega a la madurez pone sus huevos en el interior de la almendra y las larvas crecen alimentándose de las pepitas hasta convertirse en ninfas. De ahí la dificultad para detectar su presencia. Solo cuando se recoge la cosecha -o en las semanas previas- es cuando se puede medir el alcance real del perjuicio ocasionado. De hecho hay fincas que en la campaña pasada llegaron a perder el 40% de la producción y sus propietarios no se enteraron hasta que la vendieron a la Cooperativa Frutos Secos del Mañán.

Otro aspecto que diferencia a esta plaga de la Xylella fastidiosa es la buena respuesta que están dando los productos fitosanitarios autorizados en el Registro del Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación. Pero son caros y es necesario concienciar a los productores de la necesidad de aplicarlos por el bien del sector. Además los técnicos de la Universidad de Valenciana siguen experimentando la eficacia de diversos tratamientos, tanto fitosanitarios como ecológicos y biológicos, para detener el avance del insecto y exterminar su población. Hay muchas esperanzas puestas en la suelta de un parásito depredador de la avispilla que no daña el ecosistema.

Los expertos consultados por este diario temen al himenóptero por formar una plaga muy destructiva, que se extiende de forma exponencial y es muy difícil de identificar y combatir a tiempo. «Nos enfrentamos a un problema grave que ya ha comenzado a generar pérdidas económicas muy elevadas en el sector», advierte Alfredo Sogorb, responsable de Frutos Secos del Mañán, una de las cooperativas con mayor volumen de producción, comercialización y exportación de almendra de toda España.

Desde la entidad se está realizando una gran labor de concienciación y asesoramiento para conseguir que los agricultores cuyas fincas están afectadas por la avispilla recojan la almendra, que se queda momificada por efecto de la larva y no cae del árbol, para quemarla». Pero se sigue a la espera de que las autoridades agrícolas de la Comunidad, la provincia y las entidades locales obliguen a arrancar todos los almendros plantados en campos abandonadas. «Estas fincas constituyen un foco propagador y es vital actuar sobre ellas para que las medidas sean eficaces», remarca Sogorb añadiendo que «no hay fórmulas mágicas para acabar con la avispilla. En las provincias donde llevan años sufriéndola no han encontrado remedios milagrosos. Lo único que nos queda es dedicarle tiempo y dinero a los tratamientos que nos indiquen las autoridades agrícolas», puntualiza.

Fue en julio de 2010 cuando se tuvo conocimiento de la existencia de la plaga de la avispilla del almendro en España. Se sospecha que llegó con importaciones sin el debido control desde el sur de Asia y se detectó inicialmente en la provincia de Albacete. Pero en febrero de 2016 ya se tuvo constancia de la presencia del himenóptero en varias zonas de la Comunidad Valenciana. Concretamente en el Valle de Cofrentes-Ayora y La Plana Utiel-Requena. Dieciocho meses después se introdujo en la provincia de Alicante a través del Alto Vinalopó.

Las hembras adultas realizan sus puestas en el interior de las almendras cuando están en fase de crecimiento, perforando las cortezas. Las larvas que salen de los huevos crecen alimentándose durante el verano y el invierno de las pepitas que son la parte comercial de la almendra y que quedan completamente inservibles mientras los gusanos completan su metamorfosis, convirtiéndose en crisálidas, de las que saldrán más tarde las fases adultas. Es en abril cuando salen de las almendras para iniciar una nueva puesta en las que pueden depositar entre 50 y 100 huevos. Y es entonces cuando se produce el momento idóneo para exterminarlas por su mayor vulnerabilidad.

En el pasado mes de febrero la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla-La Mancha declaró la plaga en un centenar de pueblos de Albacete y Cuenca al tiempo que imponía un paquete de medidas fitosanitarias obligatorias para combatirla. Gastos que corren a cargo de los propietarios de los cultivos afectados que, además, no pueden utilizar las almendras infectadas para alimento del ganado, combustible de estufas u otros usos.

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