Siempre es más sencillo sobre el papel, aunque nunca lo acaba siendo. El Hércules se subió al autocar camino de Puertollano con 18 futbolistas, uno de ellos con ficha juvenil: Damián Secilla, que completa la defensa blanquiazul debido a la falta de efectivos en esa línea. El recién fichado José Manuel Fernández no está inscrito (apenas ha completado tres entrenamientos con el primer equipo), Álex Martínez continúa convaleciente y Raúl Ruiz, a los ojos del técnico, es un atacante y no un lateral diestro.
La empresa no es negociable: ganar esta tarde al Calvo Sotelo, al que hace 39 años que no se enfrentan los alicantinos en El Cerrú, rebautizado hace menos de una década como estadio Ciudad de Puertollano, un espacio de césped natural con capacidad para más de 7.000 espectadores en pleno Campo de Calatrava.
El conjunto manchego solo ha sido capaz de salvar los tres puntos una vez allí esta temporada. Lo hizo en la jornada inaugural. Se impuso 2-0 al Pulpileño. Después, como locales, han caído frente a La Nucía y el Eldense y han empatado con Levante B y El Ejido. Su dinámica actual es pésima. Acumulan cuatro derrotas consecutivas, la última, en Santa Pola, con el Intercity como cruel verdugo (4–0), después de fallar un penalti en la primera parte, cuando el marcador aún no se había movido.
El Hércules necesita un triunfo esta tarde para que a la presión de ser un club histórico penando en una categoría sin apenas gloria futbolística se una el vértigo de verse cada jornada más lejos de la cabeza. Falta un mes y medio para que se abra el mercado de fichajes, el caladero en el que la dirección deportiva aspira a reequilibrar el proyecto con una mínima garantía de éxito. Seis jornadas restan antes del parón navideño, la primera esta, en Puertollano, a donde Sergio Mora se lleva a un equipo en el que no se incluye a Toscano, Acuña, Álex Martínez, Nico Espinosa, José Solbes, lesionados de diferente gravedad, ni a Bikoro y Belima, concentrados con Guinea Ecuatorial.
Siete bajas seguras y tres convocados con el alta a duras penas: Pedro Sánchez, Elliot Gómez y Chuli. Los atacantes pasaron el último test antes de emprender viaje sin resentirse muscularmente y estarán en disposición de enfrentarse al Calvo Sotelo, decimoquinto clasificado con 9 puntos de 30 posibles, que esta semana ha entrado en zona de descenso.
Darío Martín, entrenador puertollanense, tiene a su plantilla al completo, todos disponibles. Su equipo manifiesta facilidad para hacer circular la pelota, pero falla en lo único que le mata casi siempre: la defensa, sobre todo la de las acciones de estrategia, la de los balones aéreos y los centros laterales. Su presencia en la cuarta categoría, en el invento de dudosa justificación que forzó la Federación en plena crisis pandémica, para el club ciudadrealeño es una meta ambiciosa y su aspiración a final de curso es continuar en ella, afianzarse en este cuarto peldaño del fútbol nacional.
No sienten la urgencia (todavía) y juegan por pasión. Recibir al Hércules es para la mayoría de integrantes de la plantilla un desafío mayúsculo, así que la hipermotivación del rival vuelve a estar asegurada.
