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El Hércules recupera su fuerza

El equipo alicantino se sobrepone a un comienzo arrollador del Murcia, consigue adelantarse en el marcador a los 20 minutos con un tanto sanador de Raúl Ruiz y «salva» a su entrenador - La segunda parte, la más completa de los blanquiazules en el Rico Pérez

El Hércules recupera su fuerza

El miedo aprieta. Se ciñe a la piel como una vaquero mojado. Tensa. Oprime el pecho. Complica algo tan sencillo como respirar. Y sin oxígeno, todo cuesta más, todo pesa. El miedo es una puñalada, una punción en las sienes, y si no logras contenerlo, te apaga, te anula, te resta hasta que desapareces víctima del pánico, de la ansiedad. El Hércules jugó con miedo quince minutos, tal vez más, pero hizo algo muy difícil: aguantar, resistir, no rendirse. Jesús Fernández le dio la seguridad y Raúl Ruiz el alivio de marcar cuando hacía más falta.

El mérito es coral, sí, pero todos los éxitos tienen departamentos estancos que se sellan de forma individual. La victoria sobre el Murcia, merecida, balsámica, trascendental, se cimentó en el acierto providencial de su portero, esta jornada determinante por fin; en la intensidad y la resolución de conflictos de su pareja de centrales, inédita hasta ayer, Tano y Carlos David; al olfato de su capitán y a un movimiento táctico tras el descanso que acabó con el paralelismo ineficaz de los dos pivotes. Mora adelantó la posición de Bikoro y el guineano dejó de mirar siempre hacia detrás, de buscar el pase infructuoso, fácil, para asumir la iniciativa total en ataque.

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El Hércules golea al Murcia y logra un triunfo balsámico (3-0) Jose Navarro

Las intervenciones de Jesús Fernández apagan el empuje grana; y el avance posicional de Bikoro, clave después del descanso

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Hasta que se tomó esa decisión, el Hércules estuvo a merced de su adversario. Sufrió siempre con la pelota, no supo qué hacer con ella, descansar con el balón. Corrió en todo momento detrás de él, tapando agujeros, vías de agua, tenso, dubitativo, encogiendo el corazón de la grada en cada balón del equipo grana colgado al área, que fueron bastantes en la primera mitad, la mayoría en forma de saques de esquina ganados por empuje y mayor presencia en el campo contrario.

La apuesta estratégica recobró la estructura tradicional, la que empezó aplicando Mora cuando aún las pulsaciones del proyecto no se habían disparado de manera tan peligrosa tras un verano esperanzador. Un 4-4-2 claro con tres variaciones lógicas: un veterano, Carlos David, en lugar del canterano Molina en el centro de la defensa; Bikoro, pese a no descansar con su selección, por Mario Ortiz, que se ha quedado sin crédito; y Pedro Sánchez ocupando el carril central para entrar más en contacto con el balón y tratar de aprovechar su calidad. Funcionó todo, el problema es que no había forma de que la posesión le durase más de dos pases al deslavazado ataque blanquiazul.

El Hércules recupera su fuerza

El Murcia, con un millar de aficionados grana empujando, embotelló al equipo de casa, le volvió pequeño. Pero la suya tampoco es una dinámica favorable, mas bien al contrario. Cometió solo un error en un entrega, el primero en 20 minutos. El cuero le acabó llegando a Elliot, pisó el área, giró sobre sí mismo y buscó el tiro a puerta. Su lanzamiento sale sucio, mordido, tanto que ni el portero ni Casado aciertan a despejar. El error de cálculo lo aprovecha Raúl Ruiz para, teniendo fe en el fatal desenlace, llegando desde el lado opuesto, evidenciando su naturaleza ofensiva, fusilar a Miguel Martínez: 1-0.

El Hércules recupera su fuerza

Ahí empezó a respirar el Hércules, a sacudirse la inquietud, la angustia, a rebelarse contra el destino determinista que le reservaba lo peor de haber seguido por ahí. Se equilibraron las fuerzas. El equipo de Mario Simón siguió teniendo más la pelota, pero ya no en zona de riesgo, generalmente lejos de Jesús Fernández, que antes y después de que el capitán abriera la escotilla para salvar a los suyos del hundimiento, hizo tres paradas monumentales, del tinte de aquellas que le debieron llevar a la primera plantilla del Real Madrid hace más de un lustro, que mantuvieron en pie al Hércules hasta que el colegiado señaló el con sus dos brazos el túnel.

En el receso siempre da tiempo a pensar, Mora lo empleó bien y su homólogo grana, mal. El técnico madrileño activó la defensa en bloque alto, más cerca del meta rival, y liberó a Bikoro de permanecer junto a César Moreno en el doble pivote. La asimetría permitió explorar las facultades del internacional guineano, que explotó a la hora de juego cuando el entrenador –consciente de que iba a quedarse con uno menos por el cariz que estaba adquiriendo el choque y la acumulación de amarillas entre los suyos–, retiró a Pedro Sánchez –muy alterado– por Raúl Gonzalez. Sin duda, otro acierto. El africano ocupó todo ese espacio, creció él, creció la presencia del Hércules y menguó el Murcia.

El centrocampista cazó una pelota en zona intermedia y, como hizo en el Antonio Solana, frente al Intercity, superó líneas, sorteó rivales, levantó la cabeza y sirvió una asistencia al delantero recién salido para que este, con una tranquilidad efervescente, convirtiera el arrebato de Bikoro en la sentencia, en los tres puntos más necesarios hasta la fecha, en la salvación del preparador que le ha privado de la titularidad, en el combustible anímico de un vestuario que, en solo 11 jornadas, ya empezaba a dar síntomas de ofuscación, falta de frescura y ausencia de soluciones.

Con el Murcia grogui, asustado, impotente, invisible por la ocupación blanquiazul de espacios, llegó el tercero a dos minutos de la conclusión. Athuman, que entró en la segunda mitad, derribó a Raúl González muy cerca del punto de penalti y Aketxe, convertido en un especialista consumado, le pegó con tanta fuerza al balón, que la pena máxima se coló en la red en una décima de segundo. El 3-0 hace justicia, pero también tapa errores propios de un equipo sin un plan convincente. Solo valía ganar. Se ganó. Ojalá sean tres puntos de inflexión.... Sonrían.

1 Raúl Ruiz celebra el tanto que abrió la puerta de la goleada y libró de presión al Hércules.

2 Sergio Mora, objeto de todas las miradas, antes del partido.

3 Aketxe galopa tras un pase de Bikoro.

Plan semanal Lunes y martes, sin entrenamientos

El Hércules, después de una semana sin descanso, parará dos días. Ni hoy ni mañana habrá entrenamiento y el equipo volverá a Fontcalent el miércoles para preparar la próxima cita liguera, en Melilla. El plan de viaje, que prevé el desplazamiento a la ciudad autónoma el viernes, 48 horas antes de lo habitual, ha llevado a Mora y a su cuerpo técnico a tomar esta determinación como un arreglo puntual.

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