Miodrag Kustudic es el cuarto embajador del Centenario del Hércules tras la designación de Paquito, Nelson Valdez y José Antonio Hervás. El delantero montenegrino, que en abril cumplió 70 años, formó parte de la época dorada del conjunto alicantino en la década de los setenta. El exfutbolista, que fue integrante de la antigua selección de Yugoslavia, disputó tres temporadas en Primera como blanquiazul entre 1978 y 1981, año en el que se marchó al Mallorca.
Siempre intenso, aterrizó en el equipo con la compleja tarea de suplir al Tigre Barrios. Lo hizo. Sus festejos con los aficionados junto a la valla que separaba la grada del campo serán recordados siempre. «El Hércules ha sido el club de mi vida y para mí es un orgullo y una emoción muy grande recibir este reconocimiento», expresa Kustudic mientras subraya que, para él, «Alicante lo ha sido todo». Afincado en la capital de la terreta con su negocio de exportaciones, dice que vive «la mejor ciudad del mundo como un alicantino más». Entró de forma súbita en la historia mayúscula del herculanismo con su triplete al Valencia el 14 de enero de 1979. «Hasta que no vi cómo celebraba la afición cada tanto, no entendí la rivalidad que había entre los dos clubes, fue maravilloso», rememora Kustudic.
Como sus tres compañeros de embajada, el ariete blanquiazul, que disputó 75 partidos y marcó 40 goles en el club alicantino, quiso mandar un mensaje conciliador a la hinchada: «Hay que apoyar al club para salir cuanto antes de este bache. Ni la Segunda ni la Segunda B es el lugar en el que nos merecemos estar», sostiene Kustudic antes de posar con su camiseta conmemorativa en el paseo de La Explanada.
Balón al área, cabezazo del delantero y delirio sobre la valla. Un gesto emocionante que se convirtió en sana costumbre en el Rico Pérez durante los años setenta gracias al ariete montenegrino, un nueve puro, un perfil perfecto y productivo a todos los niveles, la figura que persigue continuamente el club y que nunca encuentra por uno u otro motivo.
