Solo son números, pero son los responsables de construir la historia. Después de superar una situación crítica, la apuesta por la continuidad de Sergio Mora en el banquillo ha fortalecido al bloque en torno a la figura del entrenador. Cuatro victorias en las últimas cuatro jornadas de Liga han hecho que el Hércules dejara de mirar de reojo la zona de descenso y se metiera de lleno en la lucha por la primera plaza, la que da derecho al ascenso directo a la Primera RFEF.
Los triunfos encadenados contra el Murcia, el Melilla, el Águilas y el Mancha Real han valido, además, para igualar la marca que logró por dos veces en la misma temporada Lluís Planagumà. El preparador catalán, en su primera campaña en el banquillo blanquiazul, la 2018-2019, logró materializarlo al principio y al final del curso. El póquer inicial situó al equipo en la parte alta desde el estreno liguero, y el que protagonizó entre las jornadas 34 y 37 le valieron para llegar al «play-off» en muy buena predisposición para competir.
Sergio Mora, si supera el domingo al Toledo, dejará atrás al técnico catalán, y lo hará dos años después para sentar las bases de un proyecto hecho jirones, que no levanta cabeza desde que se quedó sin ascenso a Segunda, en Ponferrada, en 2019.
La reacción experimentada por el bloque blanquiazul puede servirle para, como mínimo, igualar el registro de Vicente Mir. El preparador valenciano, en su primera etapa en el Hércules, en la temporada 2015-2016, tuvo el acierto de enlazar siete victorias entre el final de la fase regular y la disputa de la promoción posterior. Cuatro en Liga y tres en el «play-off». La racha la truncó, precisamente, el Toledo, en la vuelta de las semifinales, en el Rico Pérez, a pesar de que David Mainz adelantó a las blanquiazules en el minuto dos. Para que Sergio Mora pueda pulverizar el tope de Mir es preciso que se deshaga del equipo del Salto del Caballo; del Marchamalo, en el cierre de la primera vuelta; del Granada B; y, en un guiño del destino sobresaliente, del Intercity, en el Rico Pérez.
El camino está dibujado, pero el técnico madrileño prefiere no hacer cuentas. No las metaboliza bien el equipo alicantino, que tiene su historia jalonada de decepciones cuando más viento a favor le soplaba. Mora ha hecho lo más complejo, cambiar el sino de una entidad adicta a las soluciones drásticas que casi nunca lo eran.
