Héroes por accidente. Así se sienten Alfredo Lledó y Joan Ignasi Soriano tras conseguir controlar el autobús en el que viajaban con otros 31 alumnos de la Universidad de Alicante cuyo conductor se desmayó en plena autovía cuando realizaban el trayecto desde Crevillent. Agradecen los reconocimientos, pero aseguran que «ojalá no hubiera pasado» aunque reconocen que lo importantes es que «todo quedó en un gran susto y podemos contarlo».

Joan Ignasi lo recuerda como si fuera ayer. «Era un viernes, el 14 de noviembre. Ese día yo no tenía que ir a la Universidad pero tenía una reunión del departamento y fui», recuerda este licendiado en Filología Catalana que ahora está preparando el doctorado. «Cuando voy en autobús siempre me gusta ir delante porque me agobia ir detrás sin ver lo que pasa», cuenta. Y así fue como vio que el conductor perdía el sentido y su cuerpo quedaba colgando del cinturón de seguridad justo antes de chocar con la mediana.

«Salté del asiento y traté de coger el volante. Vi que otro chico tuvo la misma reacción y entre los dos logramos tomar el control». Ese otro chico era Alfredo, estudiante de Arquitectura técnica con quien apenas tenía relación. Pero este accidente les unió. Alfredo recuerda que «fue difícil porque en la vida había cogido el volante de un autobús y nos chocamos con un trailer». Los cristales saltaron por los aires y todos los ocupantes chillaban. En medio de este caos reanimaron al chófer para que apretara el freno y llegó la Guardia Civil de Tráfico que los recondujo hasta IFA.

Desde entonces además del eterno agradecimiento de sus compañeros de viaje por salvarles la vida han recogido la medalla de la Orden de los Caballeros de San Cristóbal, patrón de los conductores, en Orihuela y un premio de la Tertulia Artístico Literaria de Crevillent, así como la llamada del alcalde, César Augusto Asencio, y de la Guardia Civil para felicitarles. Asimismo, la empresa Vectalia también les reconoció su valentía con un trofeo en forma de volante y un bono gratuito de transporte. Y ahora el Importante de INFORMACIÓN.

Ambos coinciden en asegurar que lo volverían a hacer aunque esperan no volver a sufrir una situación parecida. «Fue un acto reflejo, un impulso», afirman para justificar el mérito. Pero fue un impulso que salvó la vida a treinta personas que seguramente no olvidarán ese 14 de noviembre gracias a Alfredo Lledó y Joan Ignasi Soriano.

Un poco abrumados por los reconocimientos, pero felices de contarlo.

Acto reflejo. Alfredo Lledó y Joan Ignasi Soriano no tuvieron tiempo para pensar aquel 14 de noviembre pero su instinto les hizo controlar una difícil situación. Los dos son jóvenes estudiantes que en su vida habían cogido el volante de un autobús, ni se habían visto en un trance similar. Sin embargo, reaccionaron y gracias a ello una treintena de personas salieron sanas y salvas y pueden contar el gran susto que vivieron aquella mañana de camino a la universidad.