Corea del Norte ha prohibido la libertad de movimiento y la celebración de bodas y funerales de cara a la convocatoria del Congreso del Partido de los Trabajadores que arranca este viernes 6 de mayo, según informan el diario surcoreano 'Daily NK' y la agencia de noticias 'Yonhap'.

Se tratan de algunas de las medidas temporales que ha implantado el país ante la celebración de este séptimo congreso, que también ha incrementado la vigilancia en la frontera con China y ha restringido la entrada de personas a la capital, Pyongyang, llegando incluso a pedir a los ciudadanos que viajan a la capital que vuelvan a sus casas.

Según una fuente del diario surcoreano, cualquiera que tenga algún tipo de problema con la autoridades será tratado como un delincuente político y por tanto castigado. "Están creando una atmósfera terrible", dice la misma fuente: "Las fuerzas de seguridad se han unido a los Inminban (grupos de vecinos o familias que se vigilan mutuamente) y acuden a las casas de los ciudadanos corrientes a hacer registros y a los hoteles para identificar a aquellos que están en alojamientos temporales".

Para el portavoz del Ministerio de Unificación de Corea del Sur Cheong Joon-hee recogidas por el diario británico 'Independent', son medidas que pretenden minimizar el riesgo de accidentes durante el evento. Para evitar este riesgo se ha desplazado mano de obra desde el campo a Pyongyang con la idea de realizar "una defensa total del Congreso del partido" vigilando la capital "intensamente" y colocando patrullas cerca de enclaves históricos, en el metro y en parques.

El último congreso del Partido de los Trabajadores fue celebrado en 1980 y se prevé que el de esta semana sea utilizado por Kim Jong-un para consolidar su liderazgo, declarar a Corea del Norte como un estado nuclear y esbozar el rumbo político y militar que adoptará el país.