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Crónica desde Londres: El barco que pirateó a la armada española atrae a los turistas

Una de las zonas de Londres que no pasan desapercibidas en las guías de viajes y que sirven de punto de partida para comenzar un recorrido por la orilla del río de este a oeste, en dirección al palacio de Westminster

The Golden Hinde en Londres.

The Golden Hinde en Londres. / EPC

Lucas Font

Las calles adoquinadas de los alrededores de Borough Market, el turístico mercado de comida situado en la orilla sur del Támesis, siempre están concurridas. Esta es una de las zonas de Londres que no pasan desapercibidas en las guías de viajes y que sirven de punto de partida para comenzar un recorrido por la orilla del río de este a oeste, en dirección al palacio de Westminster.

Además del mercado, parada obligatoria para los amantes de la comida instagrameable, en esta zona de la ciudad se encuentran otros lugares de gran interés turístico, como la Tate Modern o el teatro Shakespeare Globe, pero también otros que pueden pasar más desapercibidos, como la réplica del barco The Golden Hinde, el primer barco inglés en dar la vuelta al mundo, entre 1577 y 1580.

Gary, un joven guía de pelo castaño y piel blanquecina, atiende en una pequeña caseta a los pocos visitantes que se acercan a esta atracción turística en el frío mes de enero. “Este es un período del año muy tranquilo”, suspira tras atender a un par de visitantes. “En verano tenemos mucha más actividad: organizamos todo tipo de eventos, desde ‘escape rooms’ y eventos privados hasta celebraciones de cumpleaños y bodas”, explica en la cubierta de la embarcación.

En el interior, un recorrido con audioguía permite a los visitantes sumergirse en una época histórica que fue clave para la consolidación de Inglaterra como potencia mundial, tras un período de dominación española. 

Alta mortalidad

La embarcación todavía conserva algunos de los objetos utilizados en aquellos años. En la cabina superior varios cofres muestran gran parte de las armas, arcos de guerra y municiones utilizados en combate. Justo al lado, se encuentra la cabina de mando, una estancia situada en la proa del barco y equipada con una amplia mesa de madera y varias sillas, donde se reunían los altos cargos del navío. El resto de la tripulación, explica Gary, dormía en el suelo en espacios abarrotados y en unas condiciones higiénicas paupérrimas. “La mortalidad era altísima, casi dos tercios de la tripulación no sobrevivían. Y la mayoría de ellos no morían en combate, sino por las enfermedades que contraían”.  

Comandado por el pirata Francis Drake, quien obtuvo el beneplácito de la reina Isabel I para atacar a los barcos españoles en América, el navío partió del puerto de Plymouth bajo el nombre original de ‘Pelican’ –sólo fue rebautizado como el Golden Hinde tras su paso por el estrecho de Magallanes–.

En un largo recorrido de tres años, Drake consiguió hacerse con un botín cercano a las 600.000 libras, según los cálculos más optimistas, una cantidad superior a los ingresos anuales de la corona de Inglaterra, y debilitar a la todopoderosa armada española. Sus hazañas le valieron el título de caballero, algo poco común en personas de su origen social. 

“Este barco es una réplica muy parecida al original, tiene el diseño de un galeón pero más aplastado, para dar más margen de maniobra en combate”, señala Gary. La embarcación se divide en tres pisos de baja altura, que requieren a los visitantes caminar inclinados durante gran parte del recorrido. “Gran parte del trabajo se hacía en el exterior. La tripulación hacía turnos de 4 horas y utilizaba el interior del barco para descansar” añade el guía.

Construcción de la réplica

La idea de construir la réplica del Golden Hinde nació en 1967 para conmemorar los 400 años de la construcción del navío original. El trabajo recayó en el arquitecto naval Loring Christian Norgaard y resultó ser un desafío por la falta de registros y diseños detallados de la embarcación. Los responsables de su construcción se basaron en manuscritos y pruebas históricas de la época para finalizar lo que se considera un hito en la historia de la arquitectura naval moderna: todos los componentes se fabricaron a mano con técnicas tradicionales, incluído el mobiliario y los 22 cañones que adornan el piso intermedio. 

En 1974 la réplica del Golden Hinde salió de Inglaterra con destino a San Francisco, imitando el recorrido original de Drake, y llegó a la ciudad californiana 160 días después, en marzo de 1975. Tras completar la primera vuelta al globo, fue expuesto en ciudades de todo el mundo en la década de los ochenta y principios de los noventa, especialmente en Estados Unidos.

El navío se asentó finalmente en su ubicación actual en 1996, tras los cambios en las normativas de navegación para los barcos de madera. Tras cumplir 50 años en 2023, se encuentra actualmente en pleno proceso de reforma para mantener un buen estado de conservación, una tarea que llevará algunos meses pero que será necesaria para seguir contando un episodio histórico que, con sus luces y sus sombras, sigue presente en las calles adoquinadas de la orilla sur del Támesis. 

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