Guerra en Oriente Próximo

Netanyahu ordena al Ejército un plan para evacuar a los civiles de Rafah

Los ataques contra esta población del sur de la Franja, donde sobreviven hacinados 1,3 millones de palestinos, han aumentado en los últimos días

Operaciones de búsqueda tras un ataque aéreo israelí al sur de Gaza.

Operaciones de búsqueda tras un ataque aéreo israelí al sur de Gaza. / EFE

Andrea López-Tomàs

La invasión terrestre de Rafah, el último rincón de la Franja de Gaza por conquistar, es inminente. Pero, antes, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha pedido al Ejército y al estamento de Defensa un plan que incluya la evacuación de la población civil. En esta ciudad en la frontera con Egipto, se concentra la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, hacinada en tiendas de campaña y refugios improvisados en condiciones deplorables. De las 4.100 personas por kilómetro cuadrado que había en Rafah antes de la guerra, ahora son 19.600. Por ello, tanto Naciones Unidas como Estados Unidos han expresado repetidamente su preocupación ante la posible expansión terrestre de las tropas israelíes contra esta localidad. 

“Está claro que una operación masiva en Rafah requiere la evacuación de la población civil de las zonas de combate”, ha señalado un comunicado de la oficina del primer ministro de Israel publicado este viernes por la tarde. A su vez, ha declarado que “es imposible lograr el objetivo de la guerra de eliminar a Hamás y dejar cuatro batallones en Rafah” que quedarían aún por desmantelar, de acuerdo a la versión israelí. Netanyahu ha peticionado al Ejército israelí y a Defensa que presente al gabinete un “plan dual, tanto para la evacuación de la población como para la disolución de los batallones”. El líder israelí responde así a las presiones de su principal aliado después de que el jueves el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, John Kirby, dijera que la Casa Blanca “no apoyaría” una operación en Rafah.

Temores de Egipto

Otro portavoz del Departamento de Estado afirmó que parecía “no haber planificación y poca reflexión” para tal medida por parte de Tel Aviv, señalando que Rafah también era un punto de entrada crucial para la ayuda humanitaria. Durante las últimas jornadas, han aumentado los ataques aéreos israelíes contra esta área, acabando con la vida de al menos ocho personas la pasada noche. En las últimas 24 horas, 107 han muerto en todo el enclave. “Las calles están llenas de gente, carros tirados por burros y caballos”, explica un trabajador de CARE internacional a este diario tras volver de Rafah. “Los refugios en escuelas, centros comunitarios y hospitales están completamente superpoblados, por lo que ahora la gente simplemente está estableciendo refugios improvisados en cualquier lugar donde haya espacio disponible”, relata, totalmente “impresionado”.

Por ahora, el Ejército israelí estaba enfocado en Jan Yunis, bastión de Hamás en el sur. Pero el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ya había sugerido varias veces en la última semana que Israel avanzaría hacia Rafah, la “zona segura” a la que había ordenado que evacuara la población de las áreas atacadas. Pese a que la ciudad fronteriza ha sido objetivo de varios ataques aéreos, los tanques israelíes aún no han llegado hasta Rafah, convirtiéndose en la última zona del enclave por conquistar. Más allá de la catástrofe humanitaria que provocaría la invasión terrestre, también tendría consecuencias para el país vecino. Egipto ya ha declarado que cualquier operación allí o desplazamiento masivo a través de la frontera socavaría su tratado de paz de cuatro décadas con Israel y ha expresado sus temores que los 1,3 millones de palestinos desplazados asalten la frontera en su enésimo intento de sobrevivir.

"Alquiler de zapatos"

“La gente ha huido de las bombas y la destrucción tantas veces que las suelas de sus zapatos literalmente se han desgastado o sus zapatos se han dañado sin posibilidad de reparación”, relata el trabajador de CARE internacional. “Hay familias que alquilan zapatos a personas que ya no tenían, pagan una tarifa por hora para no caminar descalzos hasta el mercado o algún lugar para recoger agua”, cuenta a El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica. Como principal puerto de entrada a la escasa ayuda humanitaria que ha entrado en el enclave, Rafah ha concentrado a las decenas de miles de personas que el Ejército israelí ordenó evacuar a finales de octubre cuando dió inicio a su operación terrestre. El problema es que, ahora, ya no queda literalmente ningún lugar al que escapar en los confines de la Franja de Gaza. 

Desde diferentes agencias de Naciones Unidas, llevan días alertando de los riesgos de esta expansión de los ataques terrestres. “Según el derecho internacional humanitario, el bombardeo indiscriminado de zonas densamente pobladas puede constituir un crimen de guerra; la intensificación de las hostilidades en Rafah, en estas circunstancias podría provocar la pérdida a gran escala de vidas de civiles”, ha declarado esta semana Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA). La población de Rafah mantenía la esperanza con las conversaciones para el alto el fuego que se han vuelto a atascar. Hamás exige un cese definitivo de las hostilidades y la retirada de las tropas israelíes del enclave, algo a lo que Netanyahu se opone rotundamente. Llegados a este punto, los civiles que quedan en Rafah se resignan a hallar el mismo destino que los 28.000 palestinos muertos desde el 7 de octubre en la guerra más feroz contra Gaza.