Ultraderecha

El empresariado alemán rehúye a los extremistas

La treintena de grandes empresas germanas de la alianza 'Estamos con los valores' rechazan el discurso xenófobo de la ultraderecha, contra la mano de obra extranjera

Puerta de Brandeburgo (Berlín).

Puerta de Brandeburgo (Berlín). / EUROPA PRESS

Gemma Casadevall

El empresariado alemán ha expresado su claro rechazo a los extremismos y acude cohesionado en defensa de los "valores" ante las elecciones europeas. Los motivos son varios: desde el temor a los estragos que provocaría en la primera economía de la zona euro un 'dexit' -juego de palabras entre 'brexit' y 'Deutschland'- a la necesidad de atraerse a trabajadores extranjeros para suplir su déficit de personal. A ello se unen las sospechas de que los autoproclamados "patriotas" de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) son cómplices de dos grandes enemigos comerciales, Rusia y China. Las sospechas de corrupción al servicio de Moscú o de espionaje para Pekín persiguen al cabeza de lista de la AfD para las europeas, Maximilian Krah, y a su segundo, Petr Bystron.

Sin mencionar explícitamente a la AfD, segunda fuerza en intención de voto, un grupo de 30 empresas punteras presentaron una alianza bajo el lema de 'Estamos con los valores'. Pretende sensibilizar a sus trabajadores para que voten a fuerzas democráticas. En este grupo están Volkswagen, Bosch, Siemens, Mercedes, la compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn y el Deutsche Bank. Representan aproximadamente 1,7 millones de puestos de trabajo en Alemania.

'Somos una alianza en defensa del respeto, la tolerancia y la diversidad', apuntó el presidente de Siemens, Roland Busch. El extremismo representa "la división" y "amenaza nuestro futuro", según el del Deutsche Bank, Christian Sewing. "Los inversores miran con preocupación ciertas evoluciones políticas y temen por sus inversiones en nuestro país", añadió el jefe del líder de la banca alemana.

Esta alianza sigue a una iniciativa individual del llamado 'Rey de los Tornillos', el empresario Reinhold Würth, quien se dirigió a sus empleados para pedirles que no voten a la AfD. Würt, de 89 años, es una figura legendaria y asegura haber actuado por convicción democrática. También ha admitido, sin embargo, que su rechazo a la AfD puede costarle pérdidas de 1,8 millones de euros en pedidos que dejarán de llegarle.

Entre el empresariado alemán domina la preocupación por un hipotético abandono de la Unión Europea (UE). La presidenta de la AfD, Alice Weidel, ha asegurado que su partido impulsará un referéndum a imagen del que llevó a Reino Unido a salir del bloque comunitario.

"Nuestro éxito depende de las relaciones comerciales dentro de la UE. Estamos en contra de cualquiera que se postule contra la unidad europea y la cooperación internacional“, resumió el presidente de Thyssenkrupp, Miguel López. Casi un 80 % del empresariado alemán comparte este temor, advierte el Instituto Alemán de Economía (IW). Las pérdidas económicas se estiman en unos 690.000 millones de euros en los cinco primeros años fuera de la UE, según los cálculos de la IW.

La industria alemana sufre los estragos derivados de la falta de personal en prácticamente todos los sectores. Se estima que Alemania precisaría atraerse a 400.000 trabajadores anuales para cubrir sus necesidades. El discurso xenófobo de la AfD es un factor disuasorio más para atraerse trabajadores extranjeros, especialmente en el este de Alemania. Ahí la ultraderecha es primera fuerza en intención de voto y las situaciones de acoso, intimidación o agresiones preocupan no solo a la clase política, sino también al ámbito empresarial.