Entrevista | Daniel Poveda Huertes Investigador del Departamento de Ciencias Vegetales y Ambientales (PLEN) de la Universidad de Copenhague

"Las microalgas tienen una biología única con un enorme potencial para un futuro más sotenible"

Proyectos centrados en microalgas y financiados por las mejores becas europeas. La experiencia de un investigador campellero viviendo en Dinamarca, mientras contribuye a la ciencia de alto nivel en la Universidad de Copenhague

Daniel Poveda Huertes, biotecnólogo experto en microalgas, nos guía a través de un viaje científico desde El Campello hasta la Universidad de Copenhague.

Daniel Poveda Huertes, biotecnólogo experto en microalgas, nos guía a través de un viaje científico desde El Campello hasta la Universidad de Copenhague. / INFORMACIÓN

Estefanía P. Jaime

Estefanía P. Jaime

Explorando el océano. Un investigador campellero está descubriendo los secretos de unos organismos microscópicos que juegan un papel fundamental para la vida en nuestro planeta. Daniel Poveda Huertes, biotecnólogo experto en microalgas, nos guía a través de un viaje científico desde las costas mediterráneas de El Campello hasta los laboratorios de la prestigiosa Universidad de Copenhague, y nos habla sobre su último proyecto MOONWALK, financiado por la beca Villum Experiment.

¿El objetivo? Demostrar cómo estas diminutas plantas acuáticas podrían ser la clave para mitigar crisis ambientales, cambiar la forma en que vemos la biotecnología o la industria de la alimentación, y ofrecer soluciones inexploradas para un mañana más sostenible.

Tus investigaciones se centran en el estudio de microalgas. ¿Por qué decidiste especializarte en ellas y qué características las hacen especialmente relevantes para su análisis?

Las microalgas son organismos muy interesantes por muchas razones. Un dato que refleja su importancia es que aproximadamente la mitad del oxígeno que respiramos es producido por la fotosíntesis que realizan en los océanos. Su naturaleza fotosintética los hace organismos sostenibles, ya que implica que solo necesitan luz, agua y dióxido de carbono (gas de efecto invernadero) para alimentarse, generando oxígeno y otros compuestos de interés dependiendo del tipo de alga y sus características. Entre estos compuestos, pigmentos con capacidad antioxidante o ácidos grasos Omega-3 son de los más relevantes – por ejemplo, se usan en piscifactorías como alimento para peces, y el Omega-3 de las microalgas se utiliza en la leche de fórmula para recién nacidos-.

Comprender su biología implica poder optimizar y potenciar su uso, siendo una gran alternativa en alimentación e industria biotecnológica con un menor impacto ambiental.

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En 2021 Daniel decidió cambiar de trayectoria y unirse a la Universidad de Copenhague para trabajar con microalgas. / INFORMACIÓN

De El Campello a Dinamarca… ¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional en este tiempo y cómo has llegado hasta Copenhague?

Dejé El Campello a los 18 años para mudarme a Valencia y estudiar Biotecnología. Allí mi trabajo de final de carrera se centró en el estudio de como la célula responde a distintos tipos de estrés para sobrevivir. Trabajé principalmente con levadura como organismo modelo, ya que a pesar de ser obviamente diferente a nosotros comparte muchos mecanismos moleculares con plantas y animales.

En 2014 me mudé a Freiburg en Alemania para hacer mi tesis doctoral. Allí continúe trabajando con levadura, pero centrándome en el estudio de la mitocondria (la parte de la célula encargada de la respiración) y estuve 7 años allí, donde aprendí mucho y me formé como científico. Fue en 2021 cuando decidí cambiar de trayectoria y tuve la oportunidad de unirme a la Universidad de Copenhague y trabajar con microalgas. El tema me interesaba mucho, pero la otra principal razón de elegir Copenhague era disfrutar de la bien conocida buena calidad de vida de los países nórdicos mientras poder realizar investigación de alto nivel.

¿Cuál crees que ha sido tu contribución más significativa en tus áreas de estudio?

Diría que el trabajo con más impacto que he realizado fue mi publicación en la revista Molecular Cell basada en mi tesis doctoral. En ese artículo científico estudie como la célula responde a una mutación en una proteína localizada en la mitocondria. La mutación fue hallada en pacientes con neurodegeneración severa y ha permitido entender mejor este tipo de enfermedades derivadas de problemas en la mitocondria.

¿Qué despertó tu interés por la ciencia -y en concreto por la biotecnología- para dedicarte a ello?

Cuando era pequeño, las asignaturas de ciencias eran mis favoritas, y en concreto biología. Me interesó desde siempre, sobre todo, la parte que estudia cómo las células funcionan y cómo a pesar de tener tantos elementos en común, pueden ser muy variadas entre los distintos organismos vivos. Más adelante, a la hora de elegir carrera universitaria, me decanté por Biotecnología porque además de estudiar las distintas partes y elementos de la célula también había un enfoque aplicado.

Me gustaría también rendir un pequeño homenaje a una persona que me inspiró y apoyó para tomar esa decisión: Pascual Gil, biólogo y padre de un buen amigo de El Campello, que tristemente falleció hace poco más de un año.

¿Qué te motivó a formar el proyecto MOONWALK y qué ha supuesto ser uno de los 49 investigadores becados por sus “ideas extraordinarias” por el programa Villum Experiment de Dinamarca?

La verdad es que tenía la idea de que algunas algas podrían acumular lípidos para flotar y en Dinamarca hay muchas opciones de conseguir becas de fundaciones como Villum o Novo Nordisk. Decidí prepararme y pedir la beca Villum Experiment para el proyecto MOONWALK, ya que encajaba bien con su criterio. Hasta la fecha, nadie ha estudiado si la acumulación de lípidos en microalgas tiene además un rol en su flotabilidad y en qué contexto. Recibir esta beca ha supuesto un paso importante en mi carrera porque me permite por primera vez tener fondos para contratar a otro investigador y que se una al equipo de “Algae biosynthesis” en PLEN (El Departamento de Ciencias Vegetales y Ambientales de la Universidad de Copenhague), liderado por el investigador Johan Andersen-Ranberg.

Aquí os dejo un enlace sobre nuestra investigación en microalgas.

Como dices, esta investigación pretende estudiar la acumulación de lípidos en algas marinas y su influencia en su movimiento y flotabilidad en el océano. ¿Puedes explicarnos, en términos más simples, en qué consiste el proyecto y cuáles son sus objetivos principales?

Muchas microalgas tienen la capacidad de acumular lípidos, grasas en otras palabras, cuando su entorno no es óptimo para su crecimiento. Como por ejemplo una temperatura baja, escasez de nutrientes o baja intensidad de luz. Curiosamente, muchas de esas algas no tienen un sistema de movimiento que les permita ir a un lugar más adecuado para vivir.

La idea planteada en el proyecto es estudiar si esta acumulación de grasas podría ser su manera de moverse, flotar en este contexto, cuando las condiciones en su hábitat no sean favorables y ascender hacia zonas menos profundas donde el ambiente es más óptimo para su supervivencia. Una manera de visualizarlo sería como poner aceite en un vaso de agua, el aceite es menos denso y se queda encima del agua. Pensamos que las algas al acumular cierta cantidad de grasas podrían ayudarles a flotar. Partiendo de esa idea, queremos identificar y analizar genes responsables de estos cambios lipídicos en varias especies de algas de interés biotecnológico.

Al estudiar y conocer mejor esta acumulación de grasas se podrían plantear métodos para que las microalgas acumulen más grasas y sean más interesantes en la industria alimentaria y acuicultura (microalgas como alimento para pescados).

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Un dato que refleja la importancia de las microalgas es que aproximadamente la mitad del oxígeno que respiramos es producido por la fotosíntesis que realizan en los océanos. / INFORMACIÓN

Como investigador en un entorno académico de renombre, ¿cómo valoras la colaboración internacional y cómo ha influido en tu trabajo?

La colaboración internacional, pero también con otros grupos locales, es esencial y ayuda mucho a mejorar la calidad de la investigación en mi opinión. La mayoría de las publicaciones científicas en las que he trabajado han sido fruto de colaboraciones internacionales y/o con investigadores locales. Por lo general es normal que cada grupo sea experto en un método o tema concreto y eso hace que el estudio sea más completo e interesante al unir fuerzas.

¿Puedes hablarnos de tus planes futuros en términos de investigación? Y, ¿cómo esperas que tu trabajo impacte positivamente en la ciencia?

Mi idea es continuar trabajando con microalgas. Tengo además en marcha una beca de la fundación Novo Nordisk que continuará hasta 2025 y también está centrada en el estudio de microalgas y en su uso en aplicaciones biotecnológicas. En esas otras líneas de investigación en las que estoy involucrado estamos estudiando cómo diferentes microalgas producen pigmentos característicos que tienen, por ejemplo, propiedades antioxidativas.

Espero que todo avance y descubrimiento en esta materia favorezca su uso porque creo que van a ser clave para un futuro más sostenible. Tenemos que tener en cuenta que si aprendemos a utilizar de manera eficiente estos organismos -que solo necesitarían agua del mar, luz y dióxido de carbono (uno de los gases responsables del cambio climático) para crecer- podremos transformar ese dióxido de carbono en oxígeno y compuestos relevantes para nuestra sociedad. Como por ejemplo pigmentos y ácidos grasos Omega-3 que tienen efectos beneficiosos para nuestra salud.

Por último, a nivel personal: ¿Cómo está siendo tu experiencia viviendo y trabajando en un país nórdico? ¿Volverás a El Campello?

Vivir en Dinamarca está siendo una gran experiencia. Los daneses son gente muy agradable y dispuesta a ayudar. Los inviernos se pueden hacer largos, sinceramente, pero el verano con tanta luz y vida en la ciudad lo compensa. Es un país con una calidad de vida muy alta donde además se respeta y promueve un equilibrio sano entre la vida personal y laboral. Nadie te exige o espera que trabajes más de lo establecido. Es también muy normal ver gente joven que puede compaginar perfectamente el trabajo con tener una familia, por ejemplo.

Pero claro, esta valoración es desde mi punto de vista y como científico en la Universidad de Copenhague. Y dentro de ese contexto se sigue haciendo ciencia de alto nivel, porque en mi opinión se hace una mejor investigación cuando se permite también tener una vida fuera del laboratorio, ya sea para disfrutar de la ciudad y/o tener una familia. Si la gente es feliz también es creativa y trabaja mejor, que no significa trabajar más.

Llevo aproximadamente dos años y medio viviendo en Copenhague y he tenido la suerte de estar muy a gusto en el laboratorio, pero también en la ciudad, donde hay una gran oferta de ocio y cultura. Siempre hay eventos y todo el mundo habla inglés, lo cual ha facilitado mucho mi integración en la ciudad. Hay muchas oportunidades laborales dentro y fuera de la universidad. Además, me siento muy a gusto con la gente danesa y de alrededor del mundo que he conocido durante este tiempo.

No tengo pensado mudarme a otra ciudad en un futuro próximo, y la idea de volver a El Campello o Alicante por ahora no me la planteo, pero en algún momento sé que llegará.