Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Miguel Hernández, pastor de sueños

Miguel Hernández, pastor de sueños

Los poetas no son tristes. Nunca lo fueron. Tampoco lo son las mariposas que llenan el aire de colores. ¿Acaso son tristes las nubes que cruzan el cielo con sus formas de algodón? Si lo piensas bien, ni los poetas, que viven decenas de años, ni las mariposas, cuya vida se reduce a un solo día, ni las nubes que pasan y mueren en apenas unos minutos, tienen nada de triste. Nadie lo es. Basta con conocerlos un poco, con acercarnos a ellos, para descubrir la sonrisa que esconden, la alegría que se oculta detrás de la nostalgia o de la soledad.

Hace algunos años me hablaron de un poeta muy triste que murió joven y enfermo dentro de una prisión. Enseguida pensé en sus versos y los imaginé oscuros y llenos de palabras desventuradas y mustias. Sin embargo, cuando mi maestro de entonces nos leyó algunos de sus poemas en mitad de una mañana brillante de sol, sentí que el corazón se me llenaba repentinamente de mariposas.

El poeta del que os hablo se llamaba Miguel Hernández y era de Orihuela, un pueblo ancho y soleado que se encuentra al sur de Alicante, muy cerca de Murcia, y a pocos kilómetros del mar. Apenas tenía tres años y el pequeño poeta ya destacaba por su gran curiosidad. Era como un detective de la vida y de la naturaleza. Le gustaba observarlo todo y encontrar explicación a las cosas y a los acontecimientos que surgían a su alrededor. No se perdía detalle de cuanto veía y de cuanto escuchaba:

-¿Qué es aquello que brilla entre las hojas, padre?

-¡La luna, qué otra cosa iba a ser!

-¿Y esa voz que se escucha más allá de los árboles, madre?

-El viento que silba entre las ramas.

-¿Y esa risa que carcajea y carcajea bajo los arcos del puente?

-El río, Miguel, el río que corre raudo hacia el mar€

-¿Qué es aquello que vuela€?

-¡Demonio de niño! -interrumpía el padre-. ¿Es que no te cansas de preguntar y preguntar?

Pero Miguel no se cansaba nunca.

(€) El misterio de la vida era para él como un juego inocente, y cuando vio nacer a Lucera, su cabra favorita, de la barriga tersa y redonda de su madre, saltó de alegría y la convirtió en su mascota para siempre. Sin embargo, de quien más cosas sabía Miguel era de la luna. La observaba desde la ventana de su cuarto las noches limpias y claras. La veía rutilante en medio del cielo, plena como un balón de luz, enfriando el monte, llenando de plata los campos y las cosechas, alumbrando los caminos, meciéndose en el mar.

-Si sabes tantas cosas de la luna -decía Carlitos Fenoll, un amigo de Miguel-, si tanto sabes de ella, de mayor serás ingeniero de lunas, por lo menos, o perito en astros, o algo así€

-No te canses -respondía el pequeño-, seré poeta y nada más.

(€) Tan solo era un niño, pero ya tenía sueños de hombre grande. Tal es así que una mañana, mientras cuidaba del rebaño de cabras de su padre, Miguel se quedó dormido bajo la sombra de un ciprés. Tan dormido estaba que tuvo un sueño largo y profundo. En él se vio a sí mismo tal y como era: un niño de ocho años vestido con ropas sencillas, riéndose de todo y correteando bajo los árboles junto a Lucera. Eso veía en su imaginación cuando, de pronto, se detuvo junto a él un caballo oscuro que venía trotando desde el valle.

Actividades

1.- Miguel Hernández desde bien pequeño tenía claro que de mayor quería ser poeta. ¿Qué crees que es un poeta? ¿Tú sabes qué te gustaría ser de mayor? Imagínatelo y dibújate en tu futuro trabajo.

2.- La cabra Lucera se convirtió en la inseparable mascota de Miguel. ¿Tienes mascota o te gustaría tenerla? Si tienes alguna mascota, explica los cuidados que necesita.

3.- ¿Cómo crees que era el caballo del sueño de Miguel? ¿Qué piensas que hizo Miguel cuando lo vio? Cuenta algún sueño bonito que hayas tenido.

4.- Busca y lee algunos poemas de Miguel Hernández. Inspírate en ellos o en algo que te guste mucho para escribir tú un poema. Envíalo por correo electrónico en formato Word y acompáñalo de un dibujo en fichero JPG. Envíalo por correo electrónico a grupoleoalicante@gmail.com. Podrá ser publicado en nuestro blog. Indica en el trabajo tu nombre, apellidos, curso y colegio.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats