La montaña de Els Serrillars, en Gata de Gorgos, esconde una cueva que no conocen ni los vecinos del pueblo. Tiene 90 metros de longitud y acaba en un pozo de 9 metros de hondo. En ese pozo, se precipitó en la mañana de ayer un perro. El animal echó a correr sin esperar a su dueño, un residente inglés aficionado al senderismo y que sí conocía la cavidad, que había inspeccionado sin llegar nunca hasta el final.
El dueño de la mascota dio la voz de alarma. El animal ladraba desesperado y se escuchaba como chapoteaba en el fondo del pozo.
Cuando los bomberos del cuerpo del Consorcio llegaron a Els Serrillars, descubrieron una gruta estrecha y que acababa en una poza vertical de 9 metro de profundidad. Tuvieron que realizar un rápel para bajar al pozo. El animal se mantuvo a flote a duras penas. Había logrado agarrase con sus patas delanteras a una pequeña repisa de piedra. Los bomberos lograron sacar sano y salvo.