Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El calendario Tzolin está pintado en un lateral del atrio de la ermita de Santa Llúcia.a. p. f.

Xàbia

El enigma maya de Santa Llúcia

Pintan en una ermita del siglo XVII de Xàbia un calendario sagrado Tzolkin de 260 días

A los visitantes más observadores que suben hasta la ermita del siglo XVII de Santa Llúcia, en Xàbia, les ha llamado la atención una pintada en una pared lateral del atrio. No es un grafiti. Sorprende el colorido de los cuadraditos y lo esmerado del dibujo. El artista, sin duda, se lo curró. Trazó un rectángulo dividido en casillas y, en el interior de cada una, bosquejó símbolos esotéricos. A primera vista, ya se adivina la mano de alguien avezado en códigos antiguos y secretos.

Parte del misterio está resuelto. El arqueólogo de Xàbia y director del museo Soler Blasco, Joaquim Bolufer, envió una fotografía de la «pintada» a un experto que le confirmó que se trata, nada menos, que de un calendario maya. En concreto, es un calendario sagrado Tzolkin. En fila, en la parte izquierda, hay 20 glifos. Son signos de divinidades ligadas a la naturaleza y a las fuerzas cósmicas, como el cocodrilo, el jaguar, el viento, el águila o la tierra. También figuran los símbolos de la muerte y la sabiduría. El rectángulo de la derecha está formado por 260 cuadrados, cada uno corresponde a un día. De hecho, este calendario, denominado también sincronario de las 13 lunas, establece ciclos de 260 días.

Lo que sigue siendo un misterio es por qué este almanaque Tzolkin ha aparecido en la ermita de Santa Llúcia. La principal hipótesis es que algún conocedor de la cultura maya lo pintó poco antes del solsticio de invierno de 2012. Una profecía maya anunciaba para esa fecha el fin del mundo. Así lo creyeron los intérpretes más agoreros. Los que no se toman al pie de la letra esos negros augurios consideraron que el 21 de diciembre de 2012 comenzaba una nueva era. Poco antes, esta ermita se había restaurado y la pintada no existía. Dado que se realizó con pintura plástica, no ha ocasionado ningún daño en este templo. Eso sí, sus vivos colores destacan en las blanquísimas paredes encaladas.

Sea como fuere, lo que nadie discute es que este promontorio de Santa Llúcia, que forma parte del parque natural del Montgó, ha ejercido desde la prehistoria un poder especial de atracción. Es lo que se llama fuerza telúrica. El arqueólogo de Xàbia explicó ayer que aquí han hallado evidencias de ocupación desde la Edad de Bronce. La ermita no es, sin embargo, de las más antiguas. Durante las obras de restauración, se efectuaron catas para aclarar su cronología. Se construyó en el siglo XVII. Comparte, eso sí, tipología con las llamadas ermitas de conquista, que son del XV.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.