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Un promontorio con historia y repleto de basura en Dénia

Los plásticos y los residuos del «botellón» se acumulan en el «tossal» de Sant Nicolau, un mirador que se asoma a la Marineta Cassiana y al puerto

Un promontorio con historia y repleto de basura en Dénia

Los tres promontorios con historia del litoral de Dénia han corrido distinta suerte. El del castillo se libra ahora de los pinos que ocultaban la fortaleza del siglo XI. El de la Torre del Gerro, en les Rotes, forma parte del parque natural del Montgó. El tossal de Sant Nicolau, que también estuvo coronado por un castillo, el de Olimbroi, construido en el siglo XIII y cuyos últimos restos se demolieron en la primera mitad del pasado siglo, va camino de convertirse en un basurero. En la ladera protegida que da a la playa de la Marineta Cassiana (es un espectacular mirador desde el que también se divisan el puerto y la ciudad), abundan los plásticos, las latas y las botellas de cristal.

En la acera, hay incluso bolsas de basura. Los incívicos no se han tomado la molestia de tirarlas en los contenedores que están unos metros más abajo de esta calle, llamada Canopus.

Es evidente que este promontorio es terreno de «botellón». Quienes arrojan la basura también han realizado pintadas. Contrasta el abandono con la opulencia de los chalés de lujo construidos en esta privilegiada elevación del litoral dianense.

El punto más alto del tossal, donde estuvo el castillo, es el más descuidado. De la fortaleza no queda nada. Tras derruirse, se construyó un chalé, que tampoco existe ya. Sí queda algún vestigio de esa vivienda (los muros y algún pavimento). Allí se montan los «botellones».

Este tossal de Sant Nicolau (se llama así porque el castillo fue luego ermita y estuvo consagrada a este santo) es de esos lugares de Dénia que tienen el atractivo de la decadencia. Durante años, también se acumuló basura y se montaron fiestecitas clandestinas en el Cementeri dels Anglesos, que no está muy lejos de aquí. Ese antiguo camposanto se sacudió hace unos años estos problemas.

Los incívicos que dejan tras de sí el rastro de los residuos se han mudado ahora a Sant Nicolau. Sin saberlo tienen querencia por los lugares con historia. Pero es como si pasara la marabunta. De curiosos (por limpios) no tienen un pelo.

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