El puente de Xàbia que ayer acabó reducido a escombros ya llevaba un buen tute. Se levantó en 1963. La riada de 2007 le dejó «heridas». Los hierros del tablero estaban corroídos por el óxido. Se prohibió entonces que los autobuses y vehículos pesados pasaran sobre este viaducto de la desembocadura del río Gorgos. La DANA del pasado mes de septiembre ensanchó las grietas ya existentes. Se cerró totalmente al tráfico. Entonces ya tenía los días contados. Poco después el ayuntamiento adjudicó por segunda vez la construcción del nuevo puente. El contrato se lo quedó Contratas Vilor, S. L. El proyecto supera el medio millón de euros.

Una máquina convirtió en cascotes primero el tablero y luego los tres pilares y los tajamares. El viaducto ya resultaba obsoleto ante el cambio climático y las catástrofes que se avecinan. El nuevo, que no tendrá pilares, sino que consistirá en una plataforma de margen a margen, facilitará que el agua de las crecidas del río Gorgos llegue al mar sin obstáculos. Tras la riada de 2007, la norma es levantar en los ríos Gorgos y Girona (los dos de la Marina Alta, ambos de régimen torrencial) viaductos sin pilares.

Este puente, llamado de Triana (es el nombre del barrio marinero que «desemboca» en el viaducto), se enfrenta al cambio climático desde dos frentes. Uno es el de las furiosas crecidas del río Gorgos. El otro, es el del mar. Los temporales impactan contra esta estructura. De ahí que mejor que el tablero esté «colgado» y prescinda de pilares que ofrezcan resistencia al río y al oleaje.

El puente que ayer se derribó ha estado 57 años en pie. Ya había aguantado lo suyo.