Consumo responsable

Alimentos de ‘Km. 0’: comer sin contaminar

Los productos de proximidad son más sanos y apenas generan emisiones de CO2

Alimentos de Km.0: comer sin contaminar

Alimentos de Km.0: comer sin contaminar / Efe

A la hora de hacer la compra en el supermercado, gran parte de los consumidores no son conscientes de cuál es el origen de los productos que están comprando. Así es como pueden estar consumiendo alimentos tanto de España como de cualquier otra parte del mundo. Sin embargo, tras la pandemia, son muchos los que han cambiado sus hábitos de compra y se preocupan cada vez más por lo que comen y de dónde viene, con el objetivo de tener una dieta más saludable y realizar un consumo más sostenible.

Casi un 59% de la población ya comprueba el origen de los alimentos a la hora de la compra para priorizar los productos de proximidad, según un informe del Instituto Universitario de Investigación CEU Alimentación y Sociedad, en colaboración con Fundación Mapfre.

Los alimentos de ‘kilómetro cero’ o de proximidad son aquellos que se consumen a poca distancia de donde se producen. De esta manera, los procesos por los que pasará un producto, desde que se cultiva hasta que llega al consumidor, serán los menos posibles, lo que supone un beneficio para la salud de las personas y para el clima. Este impacto positivo es debido a que se suelen utilizar menos pesticidas y se cultivan de una forma más natural. Además, al venderse a consumidores que están más cerca, el transporte de este producto es menor y, por lo tanto, genera menos contaminación.

Los alimentos de ‘kilómetro cero’ o de proximidad son aquellos que se consumen a poca distancia de donde se producen

Sin embargo, para que un alimento sea considerado de proximidad y que, además, no tenga un impacto negativo en el medio ambiente, tiene que cumplir otra serie de requisitos. «No es solo que se produzca en un determinado territorio», afirma Javier Guzmán, director de la organización Justicia Alimentaria, sino que también hay que «saber qué se produce, quién lo produce y para quién se produce».

Los productos de proximidad evitan emisiones de CO2 a la atmósfera

Los productos de proximidad evitan emisiones de CO2 a la atmósfera / Agencias

Desde esta organización consideran que no solo es importante que estos alimentos se cultiven en un entorno de 150 o 250 kilómetros de donde se vayan a consumir. Para que un producto sea considerado de proximidad, también debe formar parte de la dieta del propio país, lo que en el caso de España significa dieta mediterránea, y, además, que sea de temporada. En segundo lugar, hay que tener en cuenta el lugar en el que se ha producido, evitando las empresas que poseen grandes extensiones con invernaderos cuyo objetivo principal son las exportaciones a otros países.

Otro aspecto que tienen en cuenta desde Justicia Alimentaria es el destino final de estos alimentos, ya que tienen que estar dirigidos a clientes locales. En el caso del aceite, este producto siempre ha sido considerado uno de los más representativos de España. Sin embargo, en los últimos años, alrededor del 90% de la producción está destinada a la exportación.

Es importante que estos alimentos se cultiven en un entorno de 150 o 250 kilómetros de donde se vayan a consumir

Dentro de las grandes cadenas de supermercados, los clientes pueden encontrar gran variedad de productos. Pero de todos ellos, solo los ecológicos se pueden diferenciar del resto, gracias a su etiquetado oficial. El consumo de este tipo de alimentos en España ha ido en aumento con los años. En 2022, los españoles gastaban hasta 60 euros al año en este tipo de productos, según el Informe Anual de la producción Ecológica en España en 2023 de Ecovalia.

No todos los productos ecológicos son de proximidad

Estos alimentos «cuentan con el certificado europeo y no usan pesticidas químicos para su cultivo» aclara Guzmán. A simple vista, este tipo de productos puede parecerle al cliente que son respetuosos con la naturaleza. Sin embargo, el hecho de que sea ecológico no significa necesariamente que sea local o de proximidad, por lo que, en muchos casos, puede confundir a los clientes.

Evolución de la agricultura ecológica en España

Evolución de la agricultura ecológica en España / Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

«Te puedes encontrar este tipo de alimentos que son de producción ecológica, por lo que no usan una serie de pesticidas, pero los estamos exportando a Alemania, Estados Unidos o China», con la consiguiente huella de CO2. Además, «su impacto es enorme, por ejemplo, en cuanto a consumo de agua».

Por lo tanto, que un producto vaya etiquetado como ecológico solo garantiza que no se han empleado químicos.

Esto puede ocasionar a los clientes un problema a la hora de comprar productos locales en el supermercado, porque, debido a la falta de información en las etiquetas, «es muy complicado ver de dónde viene». Por lo tanto, Guzmán aconseja que para estar seguros de que se consume un alimento local lo mejor «es ir a comprarlo a un mercado o a cooperativas de consumo, es decir, a aquellos lugares donde puedas evaluar y puedas saber de dónde viene y de qué modo está hecho».

Falta de información en las etiquetas sobre el producto local

La falta de información en las etiquetas sobre el origen geográfico del producto es consecuencia de una falta de regulación legal. Los únicos que están regulados y tienen una etiqueta oficial son los ecológicos, aclara Guzmán.

Aún no hay normativa sobre el etiquetado de la proximidad de los productos

Aún no hay normativa sobre el etiquetado de la proximidad de los productos / Agencias

En el caso de España, «no tenemos una regulación sobre lo que supone el producto local» reconoce. Por ejemplo, en Cataluña existe una guía sobre «cómo hacer correctamente la venta de proximidad», que elaboró en 2013 la Generalitat. Sin embargo, esta iniciativa no regula el producto de proximidad en sí, sino que afecta al lugar donde se venden estos alimentos.

Una de las soluciones que proponen desde Justicia Alimentaria es elaborar «un etiquetado inteligente que nos permita saber, no solo si es de proximidad o no, sino su impacto», tanto si éste es positivo como negativo.

Las grandes multinacionales publicitan a menudo productos locales y de proximidad cuando en realidad no lo son

Por otra parte, cada vez son más las grandes empresas las que bombardean a los clientes con publicidad en la que presentan sus productos como locales o de proximidad. «Las grandes multinacionales han intentado ocupar esos atributos con productos que no tienen nada que ver», aclaran desde la organización.

Para regular este tipo de publicidad debería «haber una intervención pública y una política alimentaria detrás, que puede ser fiscal o de otros muchos tipos», añade el director de la organización.

Pocas décadas atrás, todo lo que se consumía eran los productos de la zona. Pero todo ha cambiado. «En los últimos años, hemos empezado a traer y exportar productos en un sistema globalizado que está haciendo aguas por todos los lados», enfatiza Guzmán. «Nuestro país ha pasado de estar basado en la alimentación local a ser agroexportador, donde enviamos y traemos alimentos sin ningún sentido con el impacto climático y energético que está teniendo en estos momentos», explica Guzmán. Este aumento de la exportación, que conlleva el uso masivo de transportes contaminantes para comercializar los productos en otros países, es uno de los agravantes de la crisis climática.

El transporte de alimentos a largas distancias emite grandes cantidades de CO2

El transporte de alimentos a largas distancias emite grandes cantidades de CO2 / Shutterstock

Más mercado y menos supermercado

Para comprar un producto de proximidad, los mercados locales son una opción segura. «En mi caso, procuramos traer judías verdes nacionales, pues se nota mucho la diferencia al comerlas», cuenta Mari Mar, dueña de un puesto de frutas y verduras en uno de los mercados locales de Madrid. «La gente joven pregunta mucho por el producto de temporada y también si es de aquí», añade. Sin embargo, considera que, en general, cada vez hay menos gente que compra en este tipo de mercados tradicionales, ya que «depende mucho del tiempo y de la economía que tengan».

«Intento comprar en mercados locales, sobre todo, la fruta y la verdura”, cuenta Laura, una consumidora joven, que aclara que no compra en el mercado todo lo que debería «por cuestiones económicas». No obstante, considera que este tipo de consumo tiene un impacto positivo «para los agricultores de la zona, la gente que vende estos productos en el mercado, para nuestra salud y para el medio ambiente».

Por tanto, la gente joven acude a los mercados con el objetivo de ser más saludables y para mitigar el cambio climático, mientras que los más mayores deciden comprar en estos establecimientos por otros motivos: «Es un sitio al que yo he venido toda la vida», cuenta Delia, que valora, sobre todo, «la cercanía con la que me tratan».

En otros casos, los consumidores acuden a los mercados de la zona en busca de productos que den confianza: «Estoy viendo lo que estoy comprando y sé que es de buena calidad», explica Ángeles, quien admite que, a menudo, en los grandes supermercados ha comprado productos que «estaban en mal estado y tenía que tirarlos».

Y es que las frutas, hortalizas o verduras (así como carne, en muchas ocasiones) proceden de fincas y terrenos situados en las inmediaciones. Además, su crecimiento se ha hecho sin abusar de productos químicos y respetando las épocas y temporadas de cada producto.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es