Cuatro años han pasado desde que Milos Teodosic se levantara desde ocho metros y frustrara las opciones de España de repetir el oro de Japón; un oro que cambió la historia de este país. Ahora, las opciones de España para volver a reinar en el baloncesto internacional están más altas que nunca. Y es que los planetas se han alineado para que España esté en la 'pole position' para alzarse con el trofeo Naismith el 14 de septiembre.

Como anfitriona, España contará con miles de aficionados alentándoles en cada encuentro, por lo que el factor emocional está garantizado. Y más cuando Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, los máximos exponentes del baloncesto patrio desde hace una década, afrontan ahora el que será su último compromiso internacional vistiendo la elástica española. Los doce de Orenga se batirán el cobre para que sus compañeros se puedan retirar habiendo ganado la Copa del Mundo en su tierra.

En el aspecto eminentemente deportivo, España llega al Mundobasket con una amalgama perfecta entre experiencia y juventud, con la vieja guardia dando el relevo a los nuevos guerreros. La transición, por descontado, será mucho más sencilla si el oro cuelga del cuello de los elegidos.

Sin embargo, no será nada fácil para España lograr la victoria final, pues la competición internacional se presenta muy abierta, en parte gracias a las renuncias de las estrellas norteamericanas a participar. Que no estén LeBron James o Kevin Durant hace bajar a Estados Unidos un peldaño respecto a las demás selecciones, que ven como en esta es posible auparse al primer puesto del podio.

En ese intento estarán, además de España, selecciones históricas como Lituania -el juego interior con Valanciunas, Motiejunas, Jankunas y los Lavrinovic es demoledor-, Argentina -la última bala de los Prigioni, Nocioni y Scola- o la siempre correosa Grecia -el futuro NBA de Papanikolau depende de su rendimiento en el Mundial-. Un peldaño más abajo están las selecciones balcánicas, que aúnan talento y determinación a partes iguales; Brasil, con una pléyade incontable de jugadores con experiencia NBA; Francia, sin Parker pero con un físico temible; y Eslovenia, que con los hermanos Dragic puede dar más de un susto.

Esperan ahora dos semanas de baloncesto al máximo nivel, con partidos a diario para poder disfrutar de los mejores emparejamientos a nivel de selecciones. Para España, el reto de llevarse el oro es mayúsculo; la recompensa, también.