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Si ellos hablaran

En tiempos de pandemia, hasta chimpancés y gorilas rezan

En tiempos de pandemia, hasta chimpancés y gorilas rezan

Los chimpancés y los gorilas son muy «religiosos». Desde hace tiempo, se estaban estudiando distintas prácticas y rituales que los mismos realizan y, finalmente, el Instituto alemán Max Planck ha confirmado su trascendencia espiritual.

Por ejemplo, se ha comprobado cómo en las selvas guineanas existen una especie de tótem, formados por piedras amontonadas en el interior de los huecos de los árboles. Al principio se atribuyó su autoría a los pueblos indígenas. Sin embargo, con cámaras ocultas se ha podido comprobar que las realizan los propios chimpancés. Éstos arrojan piedras en lugares concretos dando forma a los mismos. En realidad, no es nada nuevo. Los hombres prehistóricos ya lo hacían en aquellos árboles que consideraban sagrados, a modo de ofrenda espiritual. De hecho, algunas poblaciones aún lo hacen.

No es el único caso. El instituto Jane Goodall descubrió también algo similar en los ríos de Tanzania. Allí constataron que los chimpancés, cuando se acercaban a éstos, mostraban actitudes violentas arrojando al agua piedras y ramas como forma de provocación. Demostraban así su fuerza y valor ante un medio que les es inaccesible al no saber ni poder nadar. Para los chimpancés, el agua marca el límite geográfico insalvable de sus territorios pero, en este caso, no se trata sólo de eso.

Comprobaron cómo, tras esas demostraciones de fuerza, llegaban otras actitudes distintas. Los chimpancés, entonces, sorprendentemente, se relajaban y se acercaban a la orilla donde, extasiados, observaban su imagen sobre el agua y quedaban pensativos durante mucho rato, igual que hacemos los humanos cuando nuestras reflexiones trascienden del plano terrenal al espiritual. En muchos zoos también puede verse cómo lo hacen.

De todas formas, quizás, esa actitud no hubiera llamado tanto la atención de los investigadores si no hubieran constatado también cómo gorilas y chimpancés chillan y realizan movimientos parecidos a las danzas cuando se producen lluvias abundantes o grandes tormentas. Las mismas, por cierto, son idénticas a las que realizan muchas tribus que encuentran en esos fenómenos meteorológicos una forma de conexión directa con el más allá y que bailan y gritan, pidiendo perdón a los dioses e implorando el final de las mismas.

Por eso, no es descartable que en estos días de pandemia en los que, por jugarnos nos jugamos hasta la vida, ellos también recen e imploren el final de esta pesadilla.

Ojalá acabe todo esto pronto.

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