Hace unos días se publicaron los datos del programa VIOPET que es un programa de acogida temporal de animales de mujeres víctimas de violencia de género. Los datos vienen a ratificar y confirmar la interrelación existente entre la violencia de género y la violencia hacia los animales.
Dicha interrelación entre las distintas violencias viene siendo puesta de manifiesto desde hace años por entidades y profesionales, que han venido subrayando la necesidad de abordar dicha problemática de forma conjunta y ofrecer respuestas integrales. En este sentido, cabe recordar precisamente la desprotección que sufren los animales maltratados en situaciones de violencia de género, donde los mismos no son considerados como sujetos susceptibles de protección, quedando fuera del ámbito de las medidas de protección dictadas a favor de la víctima. Tampoco se permite por regla general, su entrada en centros de acogida de mujeres víctimas de violencia de género, lo que agrava la situación tanto para el animal como para la víctima. Por ello, se ha planteado una reforma del Código Penal en el sentido de que el maltrato a los animales constituya una agravante en los delitos de violencia de género. La razón de ello estriba en el hecho de que en estos casos, los animales son utilizados por los agresores como instrumento para dañar, amenazar o coaccionar a las mujeres víctimas de violencia, con el fin de aumentar el control que ejercen sobre ellas los agresores.
Dicha reforma plantearía también la protección de los animales en estos casos, de forma que se puedan adoptar medidas cautelares sobre la tenencia del animal. Se hace necesaria una reforma que aborde todo este tipo de cuestiones, y que plantee la protección de los animales en los casos de violencia de género, separándolos del agresor, lo que supone una doble protección, tanto de la víctima como del animal.
