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PENSAMIENTOS ANIMALISTAS

Miénteme, si quieres, pero a mi lado

Miénteme, si quieres, pero a mi lado

«Hace años, la verdad y la mentira solían pasear juntas. Pese a ello, gracias a su aspecto y vestimenta era fácil distinguirlas. Sin embargo, una noche decidieron bañarse en el mar. Desnudas se metieron en el agua y, al salir, a tientas, cogieron la ropa sin darse cuenta que cada una se había vestido con la de la otra. Desde entonces no se hablan y hay que tener mucho cuidado porque, a menudo, es muy fácil confundirlas».

Su madre, impedida desde hacía tiempo, le esperaba cada día para que sacara a pasear a su perro. Su hijo, enfadado, se quejaba de tener que hacerlo. Sin embargo, un día no volvió con él. Le dijo a su madre que se le había escapado pero no era verdad. En realidad, había cogido al perro y, explicando que se lo había encontrado abandonado en la calle, lo había dejado en un albergue cercano a su ciudad.

La mujer, llorando, le agradeció todo lo que había hecho por localizarlo. Durante los días siguientes, desesperada, esperó alguna noticia de su perro pero, como no llegaba, llamó a la policía donde, a su vez, le indicaron que telefoneara al albergue de animales. Así lo hizo y, al saber que su perro estaba allí, cogió un taxi y fue a su reencuentro. Tras abrazarlo, pidió el nombre de quien se lo había encontrado para agradecérselo. Al escucharlo, se puso a llorar sin consuelo y contó toda la historia. Más tarde se marchó con su perro.

Unas semanas más tarde, llamaron desde el albergue a la mujer para que ver que tal había ido todo. Está les contó que había discutido duramente con su hijo pero que le había perdonado porque, al fin y al cabo, ella sólo lo tenía a él. Entonces recordé la historia del principio sobre la verdad y la mentira y, además de darme cuenta de lo fácil que es confundirlas, comprendí que peor que la mentira es la soledad.

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