El Congreso inicia este martes el último debate del estado de la nación con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, que se prevé como un balance de su gestión, con el reproche de la oposición por una economía que no remonta y la petición de elecciones por parte del líder del PP, Mariano Rajoy.

Un debate que no podrá obviar la presión que una vez más ejercen los mercados sobre la deuda española a la espera de que Grecia apruebe sus nuevos ajustes.

El último gran cara a cara entre Zapatero y Rajoy tiene a priori menos interés, porque el primero de ellos ya no será candidato en las próximas generales y porque los grupos parlamentarios no esperan mucho del Ejecutivo cuando quedan pocos meses para los comicios, haya o no adelanto electoral.

Y todo ello con el rol pasivo que tiene que adoptar el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, encargado de defender de aquí a la cita con las urnas las propuestas de futuro que haga su partido, mientras Zapatero adopta el papel de defender las decisiones ya tomadas.

El debate se inicia al mediodía con la intervención de Zapatero, que cuenta con tiempo ilimitado y en el que no hará grandes anuncios y sí una defensa férrea de las "durísimas" medidas tomadas para afrontar la crisis y reducir el déficit, como ha recordado hoy el portavoz socialista, José Antonio Alonso, para quien quedará claro el "coraje" del Ejecutivo frente al "catastrofismo" del PP.

Tras Zapatero le tocará el turno a Rajoy, que en esta ocasión juega con una importante ventaja: la victoria electoral del 22 de mayo que ha cambiado el mapa político y autonómico, dominado ahora por los populares.

La intención de Rajoy es debatir directamente con Zapatero sin aludir al que será su contrincante para llegar a la Moncloa, aunque no se descarta que hable de Rubalcaba como corresponsable de la política del Ejecutivo, e insistirá en que el país ha ido a peor porque la crisis no se ha resuelto, con los casi cinco millones de parados que tiene España como la peor de sus consecuencias.

Zapatero acude con la idea de que lo conveniente y razonable es acabar la legislatura, una tesis que, si vuelve a defender, será replicada con contundencia por Rajoy, para quien sólo un cambio político permitirá salir de la grave situación económica.

El resto de los portavoces parlamentarios, que hablarán tras Rajoy -el orden de los grupos es de mayor a menor a excepción del PSOE, que interviene al final- esperan poco de esta cita y coinciden en que el debate de mañana será un balance de la legislatura, sobre todo de su tramo final.

La debilidad parlamentaria del Gobierno, que se apreció la semana pasada cuando salvó "in extremis" su decreto de negociación al conseguir la abstención de CiU y PNV, estará también presente en la discusión.

Pero aparte de la controversia sobre quién tiene más o menos peso político, la economía volverá a copar este debate en un momento en el que, como ha reconocido el propio Gobierno, la recuperación económica está siendo "demasiado lenta" y aún no tiene su reflejo en la creación de empleo.

La sesión se reanudará el miércoles por la mañana con los portavoces de los grupos que no hayan tenido tiempo de intervenir en la primera jornada.

Para el jueves está prevista la discusión de las propuestas de resolución, las iniciativas en las que los grupos ponen sus conclusiones al debate y exponen propuestas a modo de moción en las que instan al Gobierno a tomar medidas.

Unas propuestas que, también coinciden los portavoces, serán más simbólicas que nunca, porque queda poco para que acabe la legislatura y no esperan ya que el Ejecutivo atienda a las peticiones del Parlamento.