Fernando López Miras logra al fin la Presidencia de la Región de Murcia

Hace ya más de tres meses de la celebración de las elecciones autonómicas y han hecho falta dos debates de investidura, un acuerdo programático con Vox y el compromiso de formar un Gobierno de coalición con los de Abascal

Fernando López Miras.

Fernando López Miras. / Iván J. Urquízar

Jaime Ferrán

Fernando López Miras ha apurado hasta el último día, pero ya lo ha conseguido. El candidato del Partido Popular a la Presidencia del Gobierno regional acaba de recibir la confianza de la mayoría de la Cámara murciana para formar un Ejecutivo para la XI Legislatura.

Ha sido elegido gracias a los votos de su grupo parlamentario, formado por 21 diputados del PP, y del grupo de Vox, que integran los 9 hombres y mujeres de Santiago Abascal. 30 'síes' de un total de 45 escaños; una mayoría absoluta que hace innecearia una segunda votación.

"Hoy empieza un Gobierno de todos: amen a quien amen, recen a quien recen y piensen como piensen", dijo el candidato del PP en su último turno de intervención, antes de la votación. Además, avanzó que esta "será la Presidencia de la igualdad" y, en concreto, habló de "perseguri a los maltratadores" y "no dejar a nadie atrás".

Asimismo, se comprometió a que, durante esta legislatura "vamos a demostrar que las instituciones nacidas de la Constitución siguen vigentes".

El bloque de la derecha se presenta así unido y con el propósito de formar un Gobierno de coalición que represente a más del 60% de los murcianos. Llegar hasta el pacto no ha sido fácil. Tras las elecciones del 28 de mayo, hace más de tres meses, el PP se mostró dispuesto a gobernar en solitario con base a una supuesta "mayoría suficiente". Habían obtenido el 43% de los votos y 21 diputados, más que toda la izquierda junta (15). No había, parecía, otra alternativa posible.

Sin embargo, sí que había una y Vox lo sabía: la repetición electoral. Presionaron durante estos tres últimos meses para formar un Gobierno de coalición y, finalmente, el Partido Popular, consciente de que las negociaciones en Murcia podrían influir en las conversaciones a nivel nacional con Vox por parte de Feijóo, acabó cediendo.