Negociaciones postelectorales

Ayuntamiento, Diputación y Congreso: todos los contactos entre el PP y Junts

El alcance y contenido de las relaciones entre estos dos partidos está todavía por desvelar y puede tener vías de futuro

Alberto Núñez Feijóo y Daniel Sirera en un mitin del PP en Barcelona

Alberto Núñez Feijóo y Daniel Sirera en un mitin del PP en Barcelona / TONI ALBIR

Carlota Camps | Fidel Masreal

La misma noche del 23 de julio, cuando ya no se movía más la fotografía final del reparto de escaños en el Congreso de los Diputados, en la sede del PP empezaron a mirar a Junts. Primero de reojo, para analizar las posibilidades de que hubiera repetición electoral -y, con ella, una nueva oportunidad para Alberto Núñez Feijóo-. Después, cuando vieron que los posconvergentes empezaban a dejar atrás su estrategia de bloqueo habitual, lo hicieron un poco más de cerca.

En aquel momento fue poco más que un tanteo del terreno, pero el alcance y contenido de las relaciones entre estos dos espacios -que llegaron a acuerdos de gran calado en Madrid y en el Parlament hasta hace menos de diez años- está todavía por desvelar y puede tener vías de futuro. En especial, como ejercicio de presión posconvergente al PSOE en aspectos socio-económicos en los que JxCat se siente más cerca de los postulados de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que no del izquierdismo de ERC.

A mediados de agosto, en el hotel Alma de la capital catalana, el líder del PP en el ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, se vio con el vicepresidente de Junts y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Rius, y también con el presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet. Así lo ha confirmado este miércoles el mismo Sirera tras la filtración a 'La Vanguardia' de los detalles del encuentro, aunque ya durante el mes de septiembre había explicado públicamente que habló de manera "informal" con "concejales" de Junts para conocer sus intenciones y demandas, según el popular "inaceptables".

También Feijóo, después de decir en agosto que Junts no era su rival, confirmó contactos "indirectos" con el expresident Carles Puigdemont yapostó -en una conferencia en Barcelona a finales de octubre- por "normalizar" la relación con el nacionalismo. Una estrategia del líder popular que derivó en una intensa batalla interna dentro del PP, encabezada por su líder en Catalunya, Alejandro Fernández.

Sin embargo, ahora, con Pedro Sánchez renovado en la Moncloa y la amnistía ya en trámite, la dirección del PP quita hierro a los encuentros. "Estamos hablando de un café. Elevarlo a la categoría de negociación me parece una broma", ha afirmado el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, que ha evitado pronunciarse sobre si también hubo, como se ha publicado en algunos medios, un encuentro entre el vicesecretario de Institucional, Esteban González Pons, y elsecretario general de Junts, Jordi Turull. "Esta sería una pregunta para González Pons, cada uno es dueño de su agenda, pero lo que le puedo asegurar es que el PP no ha pactado nada con Junts fuera de la Constitución", ha afirmado este miércoles Tellado, intentando salir al paso de la polémica.

Junts también minimiza los hechos

Fuentes de Junts niegan el encuentro de Turull con Pons y usan un lenguaje muy similar al del portavoz del PP respecto a las otras reuniones. "En situaciones así [tras unas elecciones], mucha gente de entornos de partidos se hace la interesante y provoca cafés para ver qué respira cada cual. Fue esto", apuntan estas fuentes.

Es obvio que a JxCat no le interesa aparecer a ojos del independentismo como un partido que está dispuesto a pactar con el PP, pero incluso el 'expresident' Puigdemont, según publicó 'Politico', coqueteó con esta posibilidad en una conversación informal con el líder del PP europeo, Manfred Weber. Conversación en la que deslizó la idea de una moción de censura al PSOE y que, posteriormente, el partido y el entorno de Puigdemont minimizaron como algo no plausible.

Sin abandonar su programa independentista de máximos, Junts quiere demostrar que está en el centro del tablero y que el PSOE deberá sudar cada votación en el Congreso para aprobar sus medidas

¿Por qué JxCat puede tener interés en no ocultar estas reuniones? Porque sin abandonar su programa independentista de máximos, puede demostrar que está en el centro del tablero y que el PSOE deberá sudar cada votación en el Congreso para aprobar sus medidas. Para demostrar en definitiva que apretarán a los socialistas para que cumpla lo firmado. ¿Y en el terreno socio-económico? No hay que ir al pacto del Majestic de Jordi Pujol con José María Aznar (1996) ni a los acuerdos del entonces 'president' Artur Mas con el PP de Alicia Sánchez-Camacho para ver similitudes. En el Parlament, Junts y el PP coinciden en votaciones de carácter en favor del despliegue de determinadas infraestructuras, por ejemplo.

Trias abrió fuego

Sea como sea, ese café entre Sirera, Rius y Batet no ha sido el único encuentro entre dirigentes de las dos formaciones. Unos meses antes, en plenas negociaciones para el Ayuntamiento de Barcelona, Sirera se vio hasta en dos ocasiones con Xavier Trias. La primera fue tres días después de las elecciones municipales, en un hotel del Eixample. Un primer encuentro que solo sirvió para intercambiar posiciones sobre los resultados electorales, pero que no fue más allá.

El segundo contacto se produjo ya la semana de la investidura, cuando empezaron los rumores de un posible pacto entre Trias y ERC. Los dos dirigentes se citaron, a propuesta de Trias, en el restaurante Racó de Can Cesc, en el Eixample barcelonés. Allí, el exalcalde confirmó a Sirera que las negociaciones con los republicanos iban en serio y el popular ya le avanzó que esto lo cambiaba todo. Tras ese almuerzo, el candidato catalán llamó a la sede nacional del PP para informar de la situación y se activó la operación que acabó dando la alcaldía, como es ampliamente conocido, al socialista Jaume Collboni.

El episodio de la Diputación

La herida que dejó en los posconvergentes haber perdido el ayuntamiento marcó también el siguiente episodio: la Diputación de Barcelona. A pesar no tener casi nunca el foco mediático encima -más allá del día de la investidura-, con casi cuatro millones de euros en sueldos y un centenar de cargos de confianza, esta institución es una de las joyas de la corona para todos los partidos. Y los posconvergentes, muy tocados por la pérdida de poder institucional tras las elecciones municipales del 28-M, establecieron conversaciones con todos los actores para tratar de conseguir la presidencia. Incluido el PP.

En aquel momento, desde Junts justificaron que solo fueron conversaciones entre "terceras personas" que "se conocen porque el país es pequeño" y lo vendieron como un intento de "minimizar riesgos", en el sentido de evitar que el PP frustrara una posible presidencia de Junts en el ente supramunicipal. Sin embargo, varias fuentes, de distinto signo político e inmersas en las negociaciones -incluso del PP-, confirmaron que hubo contactos al más alto nivel de dirigentes de Junts con los populares. Conversaciones en las que el equipo negociador, liderado por Xavier García Albiol, se mostró dispuesto a negociar a dos bandas -tanto con el PSC y como con Junts- a cambio de contrapartidas. Más concretamente, a cambio de inversiones para las alcaldías del PP y visibilidad a través de una vicepresidencia institucional.

El partido de Puigdemont ha abandonado desde hace tiempo la idea de ser un "movimiento" únicamente al servicio de la independencia y se ha arremangado para hacer la clásica política de partido

Fuentes de hasta tres partidos e incluso miembros de la dirección de Junts -aunque las oficiales siempre lo negaron-, confirmaron a El Periódico de Cataluña, de Prensa Ibérica, que se llegó a plantear ofrecer una vicepresidencia de este tipo a "todos" los partidos, "incluido" el PP. Una vía para contentar a los de Albiol que nadie más compró y que los populares también acabaron cortocircuitando, cuando vislumbraron el desenlace y sintieron que acabarían atrapados en un pantalán en medio de la campaña electoral de las generales. Como es conocido, este intento también acabó frustándose.

Sin embargo, lo que demuestran estos contactos es que la actual dirección del partido de Puigdemont ha abandonado desde hace tiempo la idea de ser un "movimiento" únicamente al servicio de la independencia y se ha arremangado para hacer la clásica política de partido, la que pretende el acceso a todos los gobiernos con los pactos que sean necesarios, con una única frontera, la de Vox.

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