No obedece a los patrones manidos y pueriles del cine para niños y pone en práctica un esquema narrativo en el que se impone, por encima de todo, la búsqueda de la diversión y del entretenimiento. Con estos presupuestos, que están presentes en los tres largometrajes que ha dirigido Olivier Ringer, de los que solo se ha visto en España el que ahora se estrena, no sólo ha elaborado una pequeña filmografía, también se ha ganado un prestigio en los festivales internacionales de cine infantil más que considerable. Tanto es así que ‘Aves de paso’ ha recibido una decena de galardones, desde el Gran Premio a la Mejor Película en el prestigioso NYICFF 2016 del Nueva York Children's Film Festival y el Grand-Prix Annual ECFA 2016 en el European Children's Film Association (Berlín) hasta el Primer Premio del Jurado Adulto en el Chicago Children Film.

Con esta sintonía especial con el auditorio menudo, que se pone muchas veces de manifiesto y con el fin de aportar mayores estímulos a la cinta, el director ha escogido en un papel relevante a una niña discapacitada que lleva, en muchos momentos, buena parte del peso del relato. De este modo se asiste a una historia que pone al tanto de la sobreprotección de los padres, de la necesidad de los pequeños de contar con la libertad y la autonomía que requieren y de lo importante que es superar con voluntad y con constancia los retos de la discapacidad.

Teniendo en cuenta su acabado, su público y su objetivo, no se puede despreciar, en absoluto, un producto como éste que tiene también su gracia y su encanto para los adultos. Y es que Cathy y Margaux, las dos protagonistas, están decididas a sacar adelante al simpático patito que ha surgido del huevo fecundado que el padre de la primera le regaló a su hija con motivo de su cumpleaños. El problema surge porque los patos piensan que sus padres son los primeros seres vivos que ven al nacer, circunstancia que afecta expresamente a Margaux y que motiva que no quiera separarse de ella. El caso, complicado por el hecho insólito de que el patito no consigue flotar, adquiere tal envergadura que motiva que los padres tomen cartas en el asunto.