El puerto de Barcelona recibe anualmente 70 millones de toneladas de mercancías. En 2023, se incautaron 10.000 kilos de cocaína ocultos en contenedores procedentes de todo el mundo, pero se calcula que esta cifra no representa ni el 10% de la droga que entra, lo que convierte la capital catalana en una de las puertas más importantes en Europa para el negocio del narcotráficoLluís Quílez, el director de la película 'Bajocero', llevaba un tiempo pensando en desarrollar una historia en torno a una familia y una organización criminal y, cuando descubrió estos datos lo tuvo claro: la ambientaría en el puerto de Barcelona, su ciudad natal. El resultado es 'Mano de hierro', serie que estrena Netflix este viernes 15 de marzo.

El título hace referencia a su protagonista (Eduard Fernández), tanto en sentido literal como figurado. El personaje, Joaquín Manchado, es el propietario de la principal terminal del puerto, una posición que aprovecha para lucrarse montando un entramado para facilitar la entrada de cargamentos ilegales escondidos entre la mercancía rutinaria. Le falta una mano, así que luce una protésis ortopédica, pero también maneja con mano de hierro a su familia y a sus empleados en la red criminal, a los que interpretan un elenco de lo más potente: Chino Darín, Sergi López, Enric Auquer, Jame Lorente y Natalia de Molina.

La desaparición de un importante cargamento de cocaína desencadenará una cruenta guerra plagada de asesinatos y dará inicio a este 'thiller' cargado de acción, venganzas y traiciones. "Hemos tomado ideas inspiradas en la realidad, de casos de estibadores, de agentes de aduanas y de policías infiltrados, pero es una historia de ficción", aclara Quílez, que considera que "desde las Olimpiadas hasta ahora no había una obra que retratara esta Barcelona más callejera, portuaria, del Raval, del Paralelo, de la Barceloneta, que en otras épocas se había retratado mucho, como en el cine quinqui".

Pero 'Mano de hierro' no solo muestra la Barcelona actual, sino también la de décadas atrás, gracias a los 'flahbacks' que sirven para indagar en el origen de los personajes. Cada capítulo, de hecho, está centrado en uno de ellos y ayudan a ir montando el puzle de la compleja familia Manchado en una serie que toma como escenario principal un plató poco habitual en la ficción.

Un lugar inaccesible

"Todas las localizaciones de la serie son naturales y la principal es el puerto", destaca Quílez sobre un rodaje que se alargó cinco meses y que no fue nada fácil por el sitio elegido para ambientarlo. "El puerto es un lugar superatractivo, pero muy inaccesible y complicado", explica el director. "Piensa que nosotros hemos rodado una desestiba, un proceso técnicamente complejo", añade.

La maquinaria del puerto se convirtió así casi en un personaje más de 'Mano de hierro'. "Hay como una ambición por parte de la serie de ser muy realista y de retratar ciertas cosas casi con una mirada documental para poder enseñar cómo funcionan ciertos procesos y de ahí engarzar con una historia de ficción".

Una ficción salpicada de violencia y de giros de guion. "Es un juego de desconfianzas mutuas, de ver si te van a traicionar o no", resume Eduard Fernández, esta especie de 'Padrino' del puerto barcelonés. "Es un puzle en el que hay intriga todo el rato y en el que lo que parece ser después resulta que no", añade Chino Darín.

Sin hablar catalán

Aunque está rodada en Barcelona, en la serie no se oye el catalán. "Cuando en la ficción se intenta retratar el bilingüismo no creo que se haya hecho de una forma natural, lo veo muy forzado, como acartonado y colocado", se justifica Quílez. "No me sentí con la confianza de hacerlo proque a veces es más una distracción. Tampoco quería hacerlo para cumplir con nada, sino lo que quería es que la gente entrara en esa ensoñación que es 'Mano de hierro'", concluye.