Si alguien piensa que el martirio de cristianos es un hecho característico de los primeros siglos de la Iglesia, se equivoca, porque estos martirios se han seguido produciendo, desgraciadamente, a lo largo de los siglos hasta hoy. La Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea ha llamado la atención sobre la realidad actual: "Del 75% al 85% de las persecuciones religiosas en el mundo afectan a los cristianos, y cada año 170.000 cristianos pierden la vida a causa de su fe, mientras que el número total de fieles brutalmente perseguidos se cifra en 200 millones de personas". Por este motivo, los obispos europeos celebran el compromiso firme de la Unión Europea de "promover y proteger la libertad religiosa y de creencias, y su intención de dar prioridad a estas cuestiones como parte integrante de la política de los derechos humanos de la Unión Europea". El Papa, Benedicto XVI, ha tenido también unas palabras de agradecimiento a estos mártires cristianos, que han puesto en riesgo sus vidas en contextos de sufrimiento, de pobreza extrema, de tensión y de violencia generalizada, para ofrecer la esperanza a un mañana mejor, y buscan una vía de escape para los jóvenes cristianos ante tanta degradación. El Papa estimula a todos los cristianos a dar testimonio de su fe y poner su esperanza en Jesucristo, que, como primer mártir, venció en la Cruz el poder del odio y de la violencia con la omnipotencia de su amor. En nuestros días son noticia las persecuciones de los cristianos en Egipto y en Malasia, donde abundan los secuestros, palizas e incluso asesinatos, simplemente, por llevar ostensiblemente la Cruz. Dar testimonio cristiano sigue siendo hoy, en muchos lugares de la tierra, tan arriesgado como en los primeros siglos del cristianismo.