Mi querida Josefina: Josefina de mi corazón, no creas las mentiras que de mi publican algunos biógrafos, con tal de vender libros, son capaces de inventar cualquier cosa, sabes que mi único y gran amor fuiste tú, a la única que escribí cartas de enamorado, poemas apasionados, la única dueña de mi corazón, mi esposa por lo civil, más tarde por la iglesia, porque era la única manera, que te dejaran visitarme en la cárcel, la madre de mis hijos, la abuela de mis nietos, la fiel defensora de mis escritos y nunca mi viuda, porque siempre quisiste que te llamaran la mujer del poeta.

Eso bien lo saben, los amigos que estuvieron a tu lado, cuando estabas tan sola, cuando tuviste que hacerte cargo de mis escritos en los tiempos difíciles y guardarlos celosamente, "¡con qué cuido!", para que llegaran a su destino, sin perder, una rima, un soneto, una metáforaÉ tu fuiste la fiel guardiana de mi pensamiento, para que no acabara "sepultado en un rincón", eso bien lo sabe, ese periodista de sentimiento y raza, Antonio Juan Sánchez, que en su artículo del jueves 18 de febrero, tan bien lo supo explicar, ayudado por los testimonios de personas tan cercanas como Lucia o Joan Pàmies, a los que mi corazón siente "como un clamor inmenso".

"Que lástima" que esta carta no la pueda escribir el poeta gongorino, "que lástima" que una guerra absurda y fraticida, nos privara del genio de la poesía del pueblo, "una guerra que no perdieron las izquierdas// que no ganaron las derechas// una guerra que perdió España entera".//

Pero siempre hay un rayo de esperanza en el sendero", eso lo sabemos muy bien los que hemos tenido el privilegio de asistir a la semana cultural de la E.P.A. del Mercè Rodoreda, la escuela pública, sin apenas presupuesto, ni medios, pero con el empuje y el amor, que hemos puesto en la empresa, hemos disfrutado del Miguel Hernández, más auténtico, emotivo y cercano, que se pueda tener, para celebrar, los cien años del genio autodidacta, que nació, vivió y murió en la pobreza material, pero inmensamente rico en lo espiritual, por eso te queremos dar las gracias, Quijote de la poesía, por hacernos partícipes, del tesoro de tu voz.