Los ilicitanos hemos dado otro paso para mantener nuestra ciudad en los estándares europeo de habitabilidad, calidad de vida y confort urbano. Ahora disponemos de más de 11 kilómetros de carril bici a los que hay que sumar 6 en la primera fase y 12 más en la segunda, lo que supondrá un total de 30 kilómetros de carril bici y un sistema que coordina la coexistencia en nuestro asfalto del transporte que contamina con otro ecológico, más saludable y barato como la bicicleta.

Una iniciativa del Gobierno municipal que tendrá su continuidad con el servicio de préstamo de bicicletas que se extenderá por toda la ciudad a partir de mañana, día 14 de junio, con casi 200 bicicletas que se repartirán por 14 puntos de recogida y entrega.

Este sistema posibilitará el uso de la bicicleta por el corazón de la ciudad, reivindicando así un papel entre los medios de transporte que ya tienen en otras ciudades, y que en nuestro país aún está por desarrollar. Los carriles bicis que hemos establecido por el casco urbano están configurados con los últimos estudios de los mayores expertos internacionales en materia de movilidad urbana, que apuestan por la cohabitación entre coche y bicicleta en un mismo pavimento con algunas premisas en materia de seguridad. Principalmente, reduciendo la velocidad de circulación de los vehículos a motor, y adaptando las nuevas normativas de tráfico a la ordenanza municipal sobre la bicicleta. Esta medida aumenta la seguridad de los ciclistas, pero al mismo tiempo reduce la contaminación acústica, la emisión de gases contaminantes y mejora la convivencia también con los peatones.

Nuestra ciudad mejora con esta medida. Pero, por si no fuera suficiente, se establece una señalética concreta en los espacios de la vía pública que comparte coches y bicicleta con el objetivo de advertir a todos de la presencia de un elemento, muchas veces ignorado, la bicicleta.

Sin embargo, toda la infraestructura no es ni será suficiente. Debemos dar un paso más, como nos indican expertos de todo el mundo y experiencias desarrolladas en otros municipios. Son los cambios de hábitos, el abandono del vehículo privado y uso cotidiano, para desplazamientos cotidianos, en bicicleta. Todos tenemos que hacer un cambio de mentalidad que nos permita acercarnos al uso de la bici como un elemento más allá del ocio o el deporte. La bicicleta fue concebida como un medio de transporte.

Intentémoslo, puesto que nada servirá una inversión que hacemos todos en infraestructuras si se convierten en un elemento decorativo y no de uso. La señalética, las estaciones de recogida de las bicicletas y los carriles deben ir acompañados de un compromiso de los ilicitanos por nuestra ciudad y por nosotros mismos. Los carriles, el elemento más visible de esta apuesta colectiva por un medio de transporte, debe ser también un paso hacia un cambio de hábitos. Deben ser un carril hacia nuevos hábitos. Pero sobre todo para que casi las 40.000 bicicletas que hay en la ciudad, que por el momento no son utilizadas por los ciudadanos, puedan ser utilizadas en libertad para así poder reencontrarse, conocer la ciudad desde otra perspectiva y, si es necesario, reinventar la ciudad.