Me resultó chocante ver programada la Gala de la Elección de la Reina de Carnaval de Las Palmas por La 2. Si de lo que se trataba era de dar visibilidad a Canarias, por qué no en La 1. Por otra parte, puesto que iniciamos una especie de año sabático en el que parece va a imperar la política de la restricción de gasto (donde no se contabiliza como tal lo que no se emite), les hubiese venido muy bien guardarse la última entrega de La hora de José Mota para otra ocasión, puesto que se avecinan muchos viernes por delante sin nada que llevarse a la boca, más que películas y más películas de relleno, y el que avisa no es traidor.

La emisión de la Gala de la Elección de la Reina de Carnaval en La 2, aquí y ahora, en definitiva, desvirtúa un modelo de programación, el de la cadena que la emite. Más concretamente el de sus viernes. Cuando por fin habían arrancado los largometrajes de ficción con Ciudadano Negrín, de Sigfrid Monleón, esta gala vino a romper una determinada forma de hacer. Privando, encima, a una cadena como La 1 acorde con su línea de televisión de entretenimiento.

Digo esto tal vez escaldado por el hecho de que mientras las noches de los viernes andan muy bien organizadas en La 2, las veladas del fin de semana no terminan de cuajar. A inicios de año se anunció para los sábados un ciclo de comedia, De qué se ríen los europeos. Para los domingos, series policíacas europeas, como Comisario Montalbano. Vimos las promos en la cadena. La vimos anunciadas en las parrillas. Pero nunca llegaron. Sólo se emiten redifusiones de documentales. Una pena.