No deja de ser curioso observar, a pesar de que es un hecho reiterado, la falta de pudor que asola a la hornada de políticos que nos gobiernan, ya no solo a nivel nacional, sino en cualquier parte de nuestra geografía y en cualquiera de nuestras administraciones. Es por eso que uno se queda de piedra cuando, por ejemplo, conoce la noticia de que la concejala socialista de los Yébenes, Olvido Hormigos, famosa por mostrar sus "habilidades individuales" delante de la cámara de un móvil, participará en un reality show de Telecinco (con el nada realista nombre de Famosos en peligro). Tampoco en nuestra ciudad nos escapamos a la moda de gobernantes que olvidan el pudor en un cajón de su despacho, y así nos encontramos esta semana con unas surrealistas declaraciones de la cabeza de lista del PP oriolano que dejan al lector más que helado. Visiblemente oculta en los casi dos años de gobierno del tripartito, Mónica Lorente vuelve a hacerse presente justo ahora que los vientos son favorables para su partido, tras las desavenencias no resueltas en la alianza entre Los Verdes, PSOE y CLR. En sus declaraciones, y, como si nada hubiese ocurrido durante este periodo de camuflaje, anuncia sus pretensiones de gobernar "con carácter ejecutivo desde la oposición" para "reconstruir lo que el tripartito ha hurtado a la ciudadanía, a través de inversiones y modificaciones presupuestarias". Realmente es tremendo que un político use hoy la palabra hurtar en su discurso, pero, con la que está cayendo, si encima ese político es del PP, es ya de un "mérito" terrible. No contenta con la utilización de ese vocablo, persevera en su enajenación de todo lo que la rodea y acusa a los concejales del bipartito de "parásitos" y a Monserrate Guillén de aferrarse al poder y de no tener dignidad ni vergüenza. Realmente, uno se plantea cómo los periodistas que recogen estas palabras pueden aguantar la risa, habida cuenta de que quién las pronuncia ha vivido los últimos años esquivando las instalaciones del Palacio de Justicia y habida cuenta de que representa a un partido que, a nivel nacional y autonómico, presenta una gestión rayana, día sí, día también, con la sospecha y la corrupción. Visto lo visto, hay que pensar que quizá nuestros políticos son presa de una amnesia que empieza ya a convertirse en parkinson galopante. O eso, o es que tienen un humor que sólo ellos entienden y que al resto nos anonada e indigna.