Este 2013 trae la feliz noticia de que San Vicente del Raspeig se mantiene como una de las escasas ciudades que siguen creciendo. La demografía raramente engaña. El continuado crecimiento de los municipios está siempre ligado a la concurrencia de circunstancias favorables: una política urbanística apropiada, una calidad urbana satisfactoria, unos equipamientos y servicios adecuados, unas oportunidades profesionales y laborales múltiples y diversas.

Todas estas razones, además de su privilegiada localización en el contexto metropolitano, hacen de San Vicente un lugar que cumple con las necesidades de su población. Y todo ello explica que haya sido una de las pocas ciudades alicantinas con un notable crecimiento de habitantes en el último año, más de 900, (superior al 1%, como en épocas de bonanza económica) hasta alcanzar los 55.434 vecinos y la única de todas ellas que, además, no se ha beneficiado de las ventajas de ser turística y costera.

No queremos ignorar que el crecimiento se debe, en parte, a su proximidad a Alicante y a su espléndida localización en el espacio metropolitano, pero nos podemos permitir el legítimo orgullo de pensar que responde también a una política que ha mejorado nuestra ciudad de manera evidente, con actuaciones relevantes en la calidad funcional, los equipamientos y servicios y la escena urbana; que ha impulsado la implantación de numerosas actividades económicas; que ha incrementado sustancialmente la oferta comercial y hostelera; y que ha propiciado un mejor encuentro con la Universidad, intensificando la presencia de esta importante institución en nuestra vida urbana y económica.

El crecimiento de la población es, por tanto, un refrendo a una política municipal que ha sabido combinar la reflexión estratégica y urbanística con actuaciones concretas en el espacio público y dotacional. Pocas ciudades de tamaño medio, como la nuestra, han avanzado de manera tan visible en la cualificación del medio urbano y en la generación de un sistema dotacional completo y eficiente, sin caer en actuaciones desmesuradas y gravosas. Nos gusta más pensar en nuestro vivero de empresas y en la generación y ampliación de los suelos industriales que en otro tipo de actuaciones de mayor visibilidad pero que, según nuestro criterio, tienen una menor eficacia económica y social.

Tenemos una ciudad perfectamente capacitada para acoger todo tipo de actividades económicas, que se pueden beneficiar del empuje de nuestros conciudadanos y de la presencia de la Universidad, que favorece en gran medida las potencialidades productivas de nuestro municipio. No hay suelos en la provincia que cumplan mejor que los de San Vicente con los requisitos que impone la nueva economía: tenemos una accesibilidad incomparable, disponemos de suelos de excelente aptitud urbanística próximos a las grandes arterias viarias y al recinto universitario, y estamos localizados a muy escasa distancia de los espacios de centralidad provincial y de las grandes infraestructuras de transporte.

Así que el éxito demográfico no debe detenernos en la complacencia. Queremos, necesitamos, seguir avanzando, haciendo de San Vicente un espacio convivencial y dinámico. Para ello, plasmaremos nuestras ideas de futuro en el Plan General de Ordenación que estamos revisando, actualizando la estrategia global del municipio y promoviendo proyectos y actuaciones urbanísticas que sigan mejorando la calidad de vida de nuestros habitantes, que amplíen, mejoren y cualifiquen nuestro sistema productivo, y que combinen el crecimiento demográfico y económico con el respeto y la protección de nuestros activos medioambientales. Una actuación política basada en el esfuerzo y la excelencia, y proyectada hacia el largo plazo.

Creemos en la Universidad y la concebimos como un instrumento decisivo de nuestro futuro, tanto más importante cuanto más ligada esté a la vida de nuestro pueblo. Creemos en la modernización de nuestro tejido industrial y la puesta en marcha de actividades terciarias. Creemos que el crecimiento urbanístico debe continuar a condición de que mantenga y mejore la calidad de vida de nuestros ciudadanos, los valores medioambientales y los activos paisajísticos. Creemos en el crecimiento económico, siempre que evitemos situaciones de deterioro urbano y medioambiental o de desigualdad social.

Pero, por encima de estos objetivos, queremos situar a los sanvicentinos en el centro de nuestra acción, hacer que sean los verdaderos protagonistas de las mejoras de la ciudad y los destinatarios finales de nuestras políticas. Ellos constituyen el fundamento de nuestro trabajo y la razón última de cualquiera de las actuaciones municipales que emprendamos. Por tanto, el objetivo principal de nuestra política debe consistir en hacer de San Vicente una ciudad cada vez más amable, eficiente, completa, dinámica, justa y solidaria. Una ciudad de y para los ciudadanos.

Un esfuerzo cuya recompensa será el de mantener un crecimiento sostenido y sostenible de nuestra población, que es, a la vez, un indicador de un trabajo positivo realizado en el pasado pero también un objetivo de futuro que determina el contenido de nuestra acción política. Estamos convencidos de que la permanente colaboración de los vecinos en la mejora de la ciudad nos permitirá alcanzar razonablemente pronto estas metas. Es el principal deseo que me anima en este 2013, un año en el que aspiro a que todo mejore para todos y en el que nos proponemos redoblar nuestros esfuerzos para ahuyentar el pesimismo que nos atenaza.